Y los envió a que predicaran el reino de Dios, y que sanaran a los enfermos. Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni báculo, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos vestidos cada uno. (Lucas 9:2-3)
Hay una enorme diferencia de cómo nuestro Señor planteó la tarea de evangelización y de cómo la imaginamos nosotros. Simulemos la situación por un momento, de que se nos encargara de forma personal que debemos llegar con el evangelio a todo nuestro país, Argentina. Sin duda, muchas cosas vendrían automáticamente a nuestra mente, y haríamos una lista de todo lo necesario para producir ese «impacto evangelístico» que se nos ha encomendado.
Diríamos…
- Necesito ser apoyado económicamente cada mes por una misión que pague mi sueldo y una casa.
- Necesito pagar a una imprenta que se encargue de todo el material de difusión.
- Necesito un sitio web, Facebook, y un encargado de diseño de contenidos.
- Necesito fondos para invertir en radio y televisión para llegar a todos los hogares.
- Necesito un espacioso salón para organizar conferencias, con la mejor iluminación y sonido.
- Necesito movilidad, para ir de ciudad en ciudad, preferentemente un vehículo todo terreno para ir incluso a lugares de difícil acceso.
Así podríamos seguir enumerando más cosas que necesitamos, que desde ya no son malas en sí mismas. Entiéndase bien, no estamos en contra de todo lo expuesto, ya que de hecho nosotros a veces utilizamos algunas cosas de las que mencionamos (y por supuesto, de otras, carecemos). Todas esas cosas son útiles en la manos del Señor, y si podemos disponer de ellas, adelante.
Nuestro mensaje es para aquellos pastores que están muy solos y sin muchos recursos económicos, para aquellos grupos de creyentes dispersos en toda nuestra Argentina que, desafiados por la evangelización, suspiran: ¡Oh si yo tuviera todo esos recursos, mi tarea sería más fácil! Pero preguntemos a nuestro Señor Jesucristo: ¿Señor qué recursos importantes me darás para la tarea de extender tu reino?
El Señor nos responde por medio de su Palabra: Puedes ir sin recursos materiales. ¿Cómo? Nos preguntaríamos alarmados, ¿cómo puedo, Señor, llevar tu evangelio por todos lados sin recursos? Sin embargo la Biblia nos dice que los apóstoles fueron enviados sin ropa ni calzado de repuesto, sin dinero, y sin pan. ¿Acaso Jesús envió a sus discípulos sin recursos a una tarea tan grande? No, no es así. Cristo le dio el principal de los recursos: su autoridad. Autoridad que va acompañada por su poder.
Cristo envió a los apóstoles «vacíos de recursos materiales», para que toda su confianza descansara en el poder de Dios.
Hermanos: Si carecemos de recursos materiales para la evangelización, ¡No nos desalentemos! Samenos que puede ser duro cuando no contamos con un vehículo para trasladarnos, es difícil luchar para atender una obra tan grande, peor cuando parece que no llegamos a fin de mes con nuestro sueldo. Es desalentador si se llueve el techo o se cae la pintura de nuestro único lugar de reunión, ¡y si a veces contamos con un salón! Es difícil estar solos en un pueblo o ciudad sin el apoyo de nadie, y tener que salir a predicar. ¡Ánimo, nuestro Salvador está con ustedes! Confíen en su gracia, porque nada se compara con el evangelio que es poder de Dios para todo aquel que cree (Romanos 1:16) El Espíritu Santo que mora en ustedes puede investirlos de poder para predicar (Lucas 24:49). Un puñado de hombres y mujeres llenos del Espíritu Santo impactaron al mundo hace 2.000 años ¿Acaso ha menguado el poder de Dios para nuestra época?
Dios puede ser glorificado en nuestra falta recursos como en nuestra abundancia. Ve al Señor en oración hoy, y deposita toda tu ansiedad en él (1 Pedro 5:7). La gran comisión no está librada a nuestras fuerzas humanas o a nuestros recursos, sino que dependemos de Su presencia que nos acompañará hasta el fin. ¡Cristo y su Palabra es nuestro principal recurso!
Mateo 28: 19-20. «yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
- 4 Cosas que los Judíos equivocaron respecto al mesías - octubre 31, 2024
- La «doctrina reformada» explicada en forma sencilla - octubre 30, 2024
- La Cena del Señor, el elemento más olvidado en la adoración - julio 31, 2024