A lo largo de mi vida, me he encontrado con cientos de personas (y cuando digo cientos, no exagero) que afirman ser cristianas simplemente porque ya no se drogan, han dejado el alcohol, el cigarrillo o una vida licenciosa. Suelen decir: «Jesús me salvó del desastre». Por lo general, respondo con entusiasmo, pero también hago…
