Viajar en en la ruta (y hablo de viajes de más de 8 horas) puede ser una experiencia traumática cuando no tienes nada que escuchar. Es así que al pasar cerca de la capital argentina, rumbo a la costa, enciendo la radio en su opción A.M (¿acaso alguno la usa todavía?) con la idea de escuchar las noticias. Pensaba en «castigarme» con la realidad informativa, pero en realidad encontré, quizá, algo peor. Era un programa (no sé de qué iglesia) que trataba sobre testimonios de personas. La pregunta que le hacían era: ¿Qué hizo Dios por ti?
La gente contestaba en forma diversa, pero con un tema en común. Un hombre: Tenía una fuerte migraña que no se me iba, pero al llegar a este lugar desapareció. Otra mujer: Tenía la rodilla que no la podía mover, pero ahora ya recuperé la movilidad. Otra señora: Tenía problemas gástricos, pero luego de concurrir tres semanas ya no los tengo.
Al transcurrir los primeros 15 minutos, solo por curiosidad me pregunté: ¿hasta dónde sigue esto? Y seguí escuchando por media hora más para comprobar lo diverso de la anatomía del cuerpo humano y sus problemas de salud. Terminé apagando el radio sin escuchar nada del alma, nada del evangelio, nada de Jesucristo nuestro Salvador. No es raro preguntar a muchas personas: ¿Qué hizo Dios por tí? Y que salgan con temas de beneficios médicos o económicos. ¿Dónde ha quedado el evangelio en América Latina? Justo donde muchas iglesias evangélicas lo dejaron: Fuera del sistema.
Si te preguntara qué ha hecho Dios por ti: ¿Qué respuesta me darías? Déjame mostrarte un poco con la Biblia lo que Dios ha hecho por muchos de nosotros, que hemos puesto la fe en Jesucristo, pero no como el «chamán soluciona problemas» que aparece en los clasificados del diario, sino como el Hijo de Dios muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justicia.
¿Qué hizo Dios por el pecador?
Cristo se despojó de su gloria para venir a este mundo
Filipenses 2:7 Sin embargo, se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres.
Cristo se hizo pobre para enriquecernos espiritualmente
2 Corintios 8:9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por causa de vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos.
Cristo se humilló y se sometió a la muerte de la cruz
Filipenses 2:8 Y hallado en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Cristo padeció por los injustos (alguien como tú y yo)
1Pedro 3:18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu;
Cristo resucitó con poder y es Señor
Romanos 14:9 Porque Cristo para esto murió, y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven.
Cristo triunfó sobre el pecado y está sentado a la diestra de Dios
Hebreos 10:12 12 pero este, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentado a la diestra de Dios,
Así podríamos seguir citando versículos que nos hablen de la verdadera y gigantesca obra que Cristo vino a hacer para salvar a pecadores que iban camino al infierno, como dice un comentarista: «Nuestra justicia delante de Dios no es nuestra. Nos fue dada por Jesús. Dios miró a su Hijo y vio nuestro pecado, y ahora nos mira y ve la justicia de Jesús. Como dice el canto: Dios el justo queda satisfecho, al mirarlo a Él y perdonarme a mí». (1)
Déjame decirte que si lo que piensas que Dios hizo por ti no se relaciona con la muerte en la cruz de Cristo y el perdón de tus pecados estás en un peligro espiritual inminente. Lee la Biblia y entérate por ti mismo cual es el plan salvador de Dios para tu vida. Tu testimonio pasará de la sanidad física a la del alma, de la prosperidad económica a la espiritual.
Muchas iglesias y campañas mal llamadas evangélicas son un conducto para llevar almas al infierno, pues no hablan para nada a las almas acerca del evangelio tal como está en la Biblia. Aunque no se dan cuenta, ellos juegan el juego de Satanás. Para el Diablo no hay nada mejor que las personas centren su atención en las cosas materiales y físicas y menosprecien la muerte de Cristo en la Cruz.
Muchos piensan que Dios está en la obligación de sanarlos: «Hoy en día un creyente no puede necesariamente esperar ser sanado. No es la voluntad de Dios darles a todos buena salud. Aunque Pablo oró sincera y repetidamente, y aunque él mismo poseía el don de sanar, no fue la voluntad de Dios sanarle de su aguijón en la carne (2 Corintios 12:8–9).» (2)
El evangelio de Jesucristo es lo prioritario que Dios pide que se predique (no la sanidad física); es el mandato de Jesucristo para su iglesia. Ve a una iglesia evangélica donde, como dice el apóstol Pablo, su tema central sea Cristo, y este crucificado (1ra Corintios 1:23 – 2:2).
Si me preguntas ¿Que ha hecho Dios por mí? Mi respuesta es: ¡Cristo me salvó de mis pecados! Era un enemigo de Dios, pero él me reconcilió a través de la sangre de Su Hijo derramada en la cruz. Me dio su justicia, me adoptó como hijo y me da la vida eterna. Hoy puedo decir: Su misericordia me salvó. ¡Aleluya!
No por obras de justicia que nosotros habíamos hecho, mas por su misericordia nos salvó.
(Tito 3:5 RV-SBT)
Bibliografía
(1) Greg Gilbert, ¿Qué es el Evangelio? (Graham, NC: Publicaciones Faro de Gracia, 2012), 54.
(2) Charles Caldwell Ryrie, Teologı́a básica (Miami: Editorial Unilit, 2003), 427.
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