Confesión de Fe bautista de 1689 – Capítulo XXII -De la adoración religiosa y del día de reposo
7. Así como es la ley de la naturaleza que, en general, una proporción de tiempo, por designio de Dios se dedique a la adoración de Dios, así en su Palabra, por un mandamiento positivo, moral y perpetuo que obliga a todos los hombres en todas las épocas, Dios ha señalado particularmente un día de cada siete como día de reposo, para que sea guardado santo para Él; (Gn. 2:3; Ex. 20:8-11; Mr. 2:27,28; Ap. 1:10) el cual desde el principio del mundo hasta la resurrección de Cristo fue el último día de la semana y desde la resurrección de Cristo fue cambiado al primer día de la semana, que es llamado el Día del Señor y debe ser perpetuado hasta el fin del mundo como el día de reposo cristiano, siendo abolida la observancia del último día de la semana. (Jn. 20:1; Hch. 2:1; 20:7; 1 Co. 16:1; Ap. 1:10; Col. 2:16,17)
En las confesiones de fe reformadas del siglo XVII el Día del Señor, el domingo, no solo es tenido en alta estima, es más que eso, se lo considera un mandamiento positivo del Señor de carácter moral/espiritual y perpetuo.
En este tiempo de pandemia para un mundo secular y ateo obviamente el culto a Dios es lo menos importante como he escrito en un artículo anterior.
Desde el siglo pasado también el cristianismo en general degradó el concepto del Día del Señor; nunca faltará alguien en nuestros días que diga: «Al fin y al cabo todos los días son los días del Señor«, diciendo entre líneas que el día de culto de los domingos es algo recomendable, encomiable, pero opcional en cierta forma. Es decir no lo consideran un mandamiento.
Sin embargo, en la teología reformada afirmamos que es un mandamiento y que: «A todos los hombres en todas las épocas, Dios ha señalado particularmente un día de cada siete como día de reposo, para que sea guardado santo para Él«.
Tiempo atrás he escrito un artículo al respecto.
¿Dónde quedó el Día del Señor en esta pandemia?
Muchos pastores graban una predicación expositiva para que su iglesia escuche los domingos. Al no poder reunirnos físicamente, este es el único recurso que nos queda. Debido a los problemas de conexión y falta de tecnología no todos los miembros podrían estar de forma simultánea, por eso un audio o video es la mejor forma de hacerlo para que todos puedan aprovecharlo.
La pregunta es: ¿Cómo estamos escuchando esta predicación de la Palabra de Dios? ¿Podemos decir que lo hacemos en el contexto de un culto familiar/personal a Dios?
Quizás estés acostumbrado al mundo de la predicaciones y videos por Internet y pienses que la predicación del pastor de tu congregación sea una más dentro dentro de ese gran universo multimedia.
Pero recuerda que tu pastor te conoce, vela por ti, ora por ti, te exhorta de vez en cuando, pero aún esa no es la razón principal para escuchar su sermón. La razón principal es que la predicación expositiva es la Palabra de Dios dispensada para Su iglesia es un acto de adoración.
Si la predicación de los domingo grabada por tu pastor la escuchas desayunando, cocinando, en medio de otras actividades, o a cualquier hora de forma despreocupada no creo que eso sea un acto de adoración a Dios.
Reafirmemos el Día del Señor
Hermano/a, debes apartar un tiempo en actitud devocional a Dios para escuchar la predicación, quizá también un himno y orar al Señor. En este tiempo de pandemia se han suspendido los cultos públicos, ¿pero no los privados verdad? Te dejo estos consejos para que en el Día del Señor puedas apartar un momento para la adoración.
- Anima a los miembros de tu familia a reunirse a la hora que tu iglesia propone. Recuérdales que si bien están en la «informalidad» del hogar, es un momento de culto a Dios el cual merece la confianza de un Padre, pero la solemnidad y formalidad de un Rey. (Ec. 5:1)
- Puedes comenzar dicho culto familiar orando. La oración del comienzo y la final son como cortinas de separación que marcan el tiempo formal de adoración. (Ef. 6.18)
- Puedes cantar o escuchar un himno cristiano uniéndote en ese espíritu de adoración (Hch. 16:25).
- Abre tu biblia y sigue la predicación grabada de tu pastor en espíritu de reflexión y meditación delante de la presencia de Dios. (Sal. 119:162).
- Finaliza el culto adorando a Dios en oración.
Verás que los medios de gracia de Dios provisto para su pueblo en verdad hacen bien al mismo cuando son tomados en reverencia y gratitud; incluso en tiempos de pandemia.
¡Que este domingo el culto a Dios no pase desapercibido en tu hogar!
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