Adolescentes en peligro de muerte: 3 consejos bíblicos

Adolescentes en peligro de muerte: 3 consejos bíblicos

Escuchando recientemente la nota editorial respecto a la «plaga del suicidio juvenil» del comunicador y escritor de origen español César Vidal, me vi sorprendido por las estadísticas que mencionaba acerca de mi país, Argentina.

Decía que la segunda causa de muerte entre adolescentes de 10 a 19 años era el suicidio. No tardé en buscar información estadística y me topé con un informe de UNICEF que dice:

«En la Argentina, los suicidios constituyen la segunda causa de muerte en la franja de 10 a 19 años (MSAL, 2016). En el grupo de 15 a 19 años, la mortalidad es más elevada, alcanzando una tasa de 12,7 suicidios cada 100.000 habitantes.»1UNICEF, El suicidio en la adolescencia, situación en la Argentina, 2019, pag. 17. https://www.unicef.org/argentina/media/6326/file/Suicidio_adolescencia.pdf

Con nuestra población actual, significa que más de 500 adolescentes se han quitado la vida, y todo esto antes de la pandemia del coronavirus.

Me pregunto si alguno de esos adolescentes pertenecían a algún hogar cristiano, o al menos de gente que asiste a alguna iglesia evangélica. Las estadísticas no contemplan eso, pero es una posibilidad de que eso haya ocurrido.

Mi preocupación pastoral es por las familias cristianas, por sus hijos, y por los que de alguna manera tengan adolescentes a cargo o puedan como familiares influir para el bien en ellos. Veamos 3 consejos que nos da Biblia para prevenir el suicidio adolescente, partiendo de la base que el corazón de los jóvenes tiene que ser encaminado hacia Dios y hacia Cristo.

1 – DALES UNA COSMOVISIÓN NO FATALISTA DE LA VIDA

El suicidio llega como el sello a una vida sin sentido, sin futuro y sin esperanza. El ateísmo es enseñado en las escuelas. El pecado se manifiesta a temprana edad. El acoso escolar y la discriminación están a la orden del día. La adicción a los videos juegos, las redes sociales y las imágenes sexuales en Internet contribuyen a acentuar el vacío y el sin sentido de la vida adolescente. Solo la Palabra de Dios puede traer al corazón joven no solo una esperanza de eternidad con Cristo (si se convierte), sino además una expectativa de vida de un caminar con Dios. La receta bíblica no cambia, debes hablar con el adolescente de Dios y Su Palabra. No de manera esporádica, no delegándolo a las reuniones de la iglesia, no conformándose con un devocional esporádico, sino día y noche.

Deuteronomio 6:7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

Los padres cristianos que no tienen un devocional familiar o un seguimiento diario con sus hijos en francas conversaciones espirituales, están exponiendo a los mismos a los peligros de este mundo de pecado. ¿Cuánto tiempo le estás dedicando a tu hijo/a adolescente de forma diaria en consonancia a Deuteronomio 6:7? Este mundo encausa a los jóvenes al fatalismo, pero las palabras de Cristo son espíritu y vida (Juan 6:63).

2 – INSTRUYE, NO SIMPLEMENTE REPROCHA

Casi todos conocemos Proverbios 22:6 con su «instruye al niño en su camino», ¿pero cuántos cristianos lo hacen a conciencia? Muchas padres piensan que están cumpliendo con sus hijos la «instrucción» que nos habla la Biblia solo cuando reprochan a sus hijos por alguna falta. Somos buenos «levantando la bandera roja» ante la infracción cometida, pero no tanto a la hora de discipular a nuestros hijos. Los adolescentes que llegan al suicidio lo hacen bajo una montaña de reproches (bíblico o no) que los aplastó hace tiempo, antes de tomar su drástica decisión. En cambio, la instrucción, es una cuestión de vida aparte de información. Cuando la Biblia habla del «camino» se refiere a la vida diaria, y cuando habla de «instrucción» no se refiere solo a un sermoneo, sino a impartir conocimiento experimental y espiritual. Dale al adolescente un ejemplo de vida y un cristianismo real, bíblico y práctico cada día de modo que él lo perciba como una camino de vida a seguir.

3 – DALES UN HOGAR DONDE LA PAZ DE DIOS REINE

En Colosenses 3:15 se insta al creyente que «la paz de Dios gobierne el corazón». ¿Puedes decir que en tu hogar también reina esta paz de Dios? En los hogares cristianos, si en verdad los son, no puede reinar las discusiones, los descontentos, los gritos, las peleas, todo eso es contrario a la paz que Cristo vino a dar. El hogar (sin importar que sea rico o pobre económicamente) tiene que ser un lugar de resguardo para nuestros hijos. Un lugar en la tierra donde se sientan seguros, un lugar donde escapen de la tempestad del mundo de pecado. A menudo los adolescentes que se suicidan han intentado escapar de su hogar una y otra vez, no han encontrado contención en sus padres, y me refiero al tipo de contención comentado en los dos puntos anteriores. ¿Es tu hogar, un hogar de contención para tu adolescente o es un lugar del cual quisieran escapar?

CONCLUSIÓN

Satanás está al acecho para cumplir sus planes de matar y destruir (Juan 10:10) y lo quiere hacer con el ser humano a temprana edad. El mundo, el sistema educativo «posmoderno», la tecnología adictiva, la pornografía, los videos juegos sangrientos, las películas de terror y demoníacas, los drogas, son por mencionar algunas cosas el vasto ejército que el mundo tiene preparado para atacar al adolescente.

Pero si somos padres cristianos, Dios está con nosotros. Es el momento de humillarnos, caer de rodillas (puedes hacerlo al terminar de leer este artículo) y clamar por nuestros hijos, por los adolescentes y jóvenes de nuestra congregación, ¡el peligro es mucho, pero Cristo es poderoso! Su victoria en la cruz sobre la muerte y Satanás posibilita que podamos ir en Su nombre a rescatar a nuestros adolescentes de las garras de la muerte y el pecado.

El suicidio es el fin de una vida sin esperanza, por eso, llevemos al adolescente a la única esperanza, ¡a Cristo!

(…) Dios nuestro Salvador, y del Señor Jesucristo, nuestra esperanza (1 Timoteo 1:1).

Alejandro Riff