Y ahora os digo: Dejaos de estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis deshacer; no seáis tal vez hallados resistiendo a Dios. Hechos 5:38-39
Muchos cristianos usan erróneamente este texto conocido como «el consejo de Gamaliel» para aplicarlo a cualquier situación de sus vidas. ¿Quién fue Gamaliel? Era de los fariseos .Un religioso y maestro de la ley contemporáneo del apóstol Pedro y Pablo. De hecho fue el maestro de Pablo antes de su conversión (Hechos 22:3). Gamaliel intervino en cierta ocasión (Hechos 5), para que el pueblo no matara a Pedro y otros discípulos. Si bien no hay evidencias de que Gamaliel haya creído en el cristianismo, él tuvo temor de prender a los apóstoles, admitiendo que podría estar contradiciendo a Dios. Por eso le dijo al pueblo, que hubo anteriormente muchos instigadores de revueltas y sediciones como Teudas (Hechos 5:36) o Judas el galileo (Hechos 5:37). Y todos esos grupos que se levantaron fueron disueltos. Es decir fueron como partidos políticos o caudillos que se levantaron con un ideal y luego desaparecieron y todo quedó en la nada. Gamaliel reconoce en la predicación de los apóstoles algo distinto a un partido político, reconoce hasta cierto punto que puede ser algo de Dios. Por eso dice: «porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá; mas si es de Dios, no la podréis deshacer«.
¿Es aplicable el consejo de Gamaliel a cualquier situación de nuestras vidas?
La respuesta es no. Recordemos que Gamaliel no era creyente, así que no lo podemos tomar como un consejo explícito que viene de Dios. No obstante lo que dijo, tenía lógica: Si el cristianismo era de Dios iba a permanecer, de lo contrario iba a desaparecer como cualquier otro movimiento de los hombres. ¿Nos damos cuenta cuál es el contexto real de las palabras de Gamaliel? El contexto es el evangelio en el mundo. La promesa de Jesucristo fue que las «puertas del infierno» no prevalecerán contra su iglesia (Mateo 16:18). Dicho de otra forma: el evangelio iba a permanecer, y el cristianismo no iba a desaparecer, porque Dios es con la iglesia. Vemos por lo tanto que el dicho de Gamaliel tiene un contexto específico con el evangelio y que no puede ser usado para cualquier cosa. Eso sería sacar la frase fuera de su contexto, para un pretexto, y usada de forma supersticiosa.
Algunos ejemplos de esta superstición
Algunos dicen: –Voy a entrar a este trabajo, si es de Dios voy a durar y si no, no.
Muchas personas entran en algunos trabajos que «comprometen» su testimonio cristiano. Nos preguntamos: ¿entraría un cristiano en una imprenta de una revista inmoral? (por poner un ejemplo). El parámetro supersticioso diría: Si dura este trabajo, es voluntad de Dios. Pero obviamente se equivoca quien piense así, pues está contradiciendo principios básicos de la moral bíblica.
Por otro lado, alguno que consigue un trabajo (honrado y compatible con la fe cristiana) y luego lo pierde después de un año, nunca falta alguien que invoque a Gamaliel supersticiosamente y le diga: –Ves, este trabajo no era la voluntad de Dios. ¿Podemos ser tan concluyentes? ¿Qué hay del plato de comida que esta persona pudo poner en frente de su familia durante un año? ¿Diremos que eso no es voluntad de Dios?
¡Guiémonos por la Biblia!
Queda claro que no nos podemos mover en la vida bajo los parámetros de Gamaliel para emprender alguna cosa. ¿Cuál es el parámetro para emprender cualquier cosa de la vida entonces? El parámetro es la Palabra de Dios. Allí tenemos los principios espirituales y morales para saber qué esta bien y qué está mal. Vemos en las Escrituras la voluntad de Dios revelada. Por lo tanto no necesitamos una brújula falsa que dependa de nuestro sentimiento y superstición. No podemos entonces guiarnos por la vida diciéndonos y diciendo a los demás: Si es de Dios va a durar, y si no es de Dios no va a durar. (Como parámetros para nuestras decisiones).Lo que debemos plantearnos es nuestra vida a cada paso es: ¿Es esto bíblico? ¿Tengo el aval de las Escrituras? ¡Confiemos en las Escrituras y no en nuestras corazonadas!
Salmos 119:105 Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino
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