Los pensamientos que atentan contra congregarte en el día del Señor

Los pensamientos que atentan contra congregarte en el día del Señor

Jesús resucitó por la mañana, el primer día de la semana… (Marcos 16:9)

El pensamiento post-moderno no solamente ha arrasado la sociedad incrédula y sin Dios, sino que aun persiste en el corazón de muchos creyentes. El marcado individualismo,  y «mi propia razón» como tema final de decisión por encima la Biblia, está afectando grandemente a la iglesia.
Cualquier persona que haya sido salvada por Cristo, se entiende que tiene una nueva naturaleza, un nuevo corazón para amar a Dios y a sus hermanos, por lo tanto una de las primeras cosas que aprenderá de forma natural (y también por discipulado) es congregarse con el pueblo de Dios el día domingo.  Aprenderá que el cuerpo de Cristo difiere de un club, que guardar el día del Señor es el cuarto mandamiento (Éxodo 20), y que el primer día de la semana, donde resucitó el Señor, no es un día opcional en su agenda, sino que es «el día de los cristianos» de manera especial y diferente al resto. Esto es al ABC del discipulado. Una persona puede resistirse al principio a congregarse en el día del Señor, (quizá por el pensamiento post-moderno arrastrado del mundo), pero poco a poco irá entendiendo que la necesidad de esto es un bien para su vida espiritual. También entenderá que es el mandamiento de un Dios sabio y santo que procura la santificación de su pueblo. Muchas iglesias para captar el déficit de atención espiritual han recurrido al entrentenimiento, como sustituto de la enseñanza bíblica (también como un complemento). Algunas, dejaron de ser iglesia para convertirse en otra cosa. Pero la iglesia del Señor debe persistir en el modelo que dio Cristo. Y uno de los distintivos de las iglesias bíblicas es la enseñanza del Día del Señor.

¿Eres de aquellas personas que ven el Día del Señor como un opcional?

A continuación detallaremos aquellos pensamientos que atentan contra congregarte en el día del Señor, y en contrapartida estarán los pensamientos de Dios expresado en su Santa Palabra, para que Sus pensamientos poderosos prevalezcan en contra de los tuyos. Quieras recibir estos consejos de rodillas ante Cristo y no de pie en el orgullo del pensamiento invidualista que tiene que ser llevado a morir en la cruz.

FALTAR POR TRABAJO, ESTUDIO… O POR SIMPLE DESEO

ARGUMENTO LABORAL
El trabajador piensa así: «Sé que hoy es domingo y debería ir a congregarme, pero si no hago este trabajo  luego voy a lamentar pérdidas económicas» o «Dios sabe que tengo que hacer esto en su día, porque después no lo voy a poder recuperar en la semana«.

RESPUESTA
Ese pensamiento puede expresarse de otra manera (o mejor dicho de la manera real): «Considero que lo material está por encima de lo espiritual«. Pero Cristo nos recuerda un pasaje de Deuteronomio (por cierto se lo recordó al diablo en la tentación en el desierto): «Escrito está: Que no con pan solo vivirá el hombre, mas con toda palabra de Dios» (Lucas 4:4). Si ponemos una actividad laboral (pudiendo evitarla) por encima de ir a adorar a Dios y escuchar su Palabra, nuestro pensamiento post-moderno se hace una idea falsa: «El hombre vivirá de pan primeramente, y si le queda tiempo de la Palabra de Dios«. La propuesta de Satanás será la misma: «Busca tu pan a expensas de Dios, tú estás primero«. Jesús podría haber convertido las piedras y pan para saciar su hambre, pero no abusó de su poder (como Dios) sino se humilló como hombre (a padecer hambre) y para dejarnos la importante lección que lo espiritual (Dios) está por encima de lo material (mi necesidad de pan).

ARGUMENTO ESTUDIANTIL
Más o menos (con algunas variaciones) es lo siguiente: «El lunes tengo examen, no puedo sacrificar dos horas de culto a Dios porque me pongo en riesgo de fracasar«.

RESPUESTA
Posiblemente esta persona ore el día de su examen: «Dios ayúdame a pasar este examen«. De otra forma le está diciendo a Dios que es «justo» que  pase el examen a pesar que antepuso el estudio por encima de los asuntos del Reino. La Biblia dice en Marcos 6:33: «Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» ¿Qué cosas? La mismas cosas materiales que busca todo el mundo. Pensar que dos o tres horas de culto a Dios, de la comunión con hermanos y de recibir el alimento bíblico pueden perjudicar el estudio, es en definitiva anda por vista y no por fe. Si tenemos la fe de encomendarnos en manos de Dios para pasar un examen, (luego de estudiar por supuesto), ir a la casa de Dios es un acto de fe también. Si por la fe hemos recibido a nuestro Salvador y Señor, es la misma fe que nos ayudará a seguir los pasos de Jesús y no nuestros propios caminos.

ARGUMENTO PERSONAL
Este puede ser alguno de esos pensamientos: «Congregarse el día domingo es un invento de los hombres, yo puedo tener mi propio culto en mi casa» o «Puedo disfrutar de un día de esparcimiento, no creo que Dios se interese en donde pasa un persona un día a la semana«.

RESPUESTA
Ciertamente un pensamiento así hubiera acabado con la iglesia del Señor. La iglesia de los siglos hubieran caído.  El  teólogo R. C. Sproul en su libro «Grandes doctrinas de la Biblia» habla del día de reposo como algo perpetuo. El debate de los teólogos a través de la historia fue «que se puede hacer y qué no se puede hacer» en el día de reposo, pero ninguno ha negado la importancia del culto el día del Señor. La voz del cristianismo histórico es unánime en esto. Dice Sproul:

El cristianismo histórico siempre ha observado el día domingo como el día de reposo porque en el Nuevo Testamento es «el día del Señor», el día en que Cristo resucitó. El principio del día de reposo, uno en siete, permanece intacto. El día de reposo semanal tiene un efecto perpetuo desde la creación y fue guardado por los apóstoles.

El Salmo 122:1 tiene vigencia: «YO me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.» El pensamiento del hombre post-moderno es «No te preocupes por mí, alégrate tú, yo ya tengo planes para hoy«. Si una persona persiste en un pensamiento así habría que empezar a preguntarse cuál es el Dios en el que ha creído. Si nos formamos un concepto del día del Señor aparte de la Biblia, puede haber el riesgo de habernos formado también un «dios» fuera la Biblia. El persistir en la necedad puede evidenciar un falta de cambio de naturaleza. Las ovejas del Señor son dóciles y se sujetan a la Palabra, escuchan su voz en la Palabra y lo siguen (Juan 10:27).

Conclusión
Hacer del día del Señor un opcional que puede ser sacrificado al primer inconveniente que se presente demuestra un estado de rebeldía en el corazón. Si tenemos familia la rebelión arrastrará a otros. Si somos solos, igual ponemos en peligro nuestra vida de santidad. Dios vino a redimir un pueblo celoso de buenas obras (Tito 2:14). La Redención es el hecho transcendente que Cristo nos compró con su sangre, nos libertó del señorío del pecado, pero ahora Él es nuestro Señor. ¿Lo es? ¿Somos personas engreídas y orgullosas que se ponen de pie para exhibir el pensamiento individualista? ¿O somos esclavos de Cristo que se postran ante su amo?

Si en verdad eres un siervo o una sierva del Señor reconoce su voluntad en humildad. Déjate guiar por una vida congregacional, eres llamado a un cuerpo (Colosenses 3:15). Eres llamado a elevar de manera especial tu corazón a Dios en un día especial junto a su pueblo. Necesitas que la exhortación de la Palabra penetre (aunque sea una vez a la semana) en tu corazón para que produzca frutos de santidad. En el pecado, el día domingo es un día penoso, la naturaleza carnal empleará todos los medios, toda su astucia, y toda sus fuerzas para decirte que lo mejor es no congregarte.

Lleva tu naturaleza carnal a la cruz del calvario, humíllala, crucifícala, mátala, y este domingo será glorioso para tu alma a la luz de nuestro Dios.

Isaías 58:13-14 Si retrajeres del sábado (domingo) tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y al sábado (domingo) llamares delicias, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no haciendo tus caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: entonces te deleitarás en Jehová; y yo te haré subir sobre las alturas de la tierra…
Alejandro Riff