El falso evangelio de la adulación

El falso evangelio de la adulación

En ninguna parte de la Biblia encontramos que Dios se acerque al pecador alimentando su autoestima con frases tales como:

«Eres un campeón».
«Eres una princesa».
«Tienes mucho potencial para Dios».
«Dios te está buscando porque sabe lo importante que eres para él».
«Eres una persona talentosa que puede ser usada en manos de Dios».

No, amigo, no encontrarás ningún profeta del Antiguo Testamento que predique a un Israel endurecido en el pecado y envuelto en la idolatría con palabras de halago.

No encontrarás ningún apóstol ni evangelista del Nuevo Testamento predicando a los gentiles paganos (es decir, los no judíos) exaltando sus atributos personales.

Tampoco encontrarás al mismo Señor Jesucristo anunciando un mensaje por las ciudades de Israel que no llame a la gente al arrepentimiento y a volverse de sus malos caminos.

La estrategia de este falso evangelio (5 mentiras)

Este falso mensaje de salvación actúa más o menos de la siguiente manera:

  1. Se acercan a la persona para destacar algún atributo personal.
  2. Le muestran que en el pecado están perdiendo su potencial para Dios.
  3. Victimizan a la persona por las consecuencias del pecado, con lo cual la persona empieza a sentir compasión de sí misma.
  4. Le dicen: Dios te ama y no quiere verte sufrir más.
  5. Le piden que «acepte a Jesús» para que ahora pueda vivir su propia vida en plenitud.

Contrastando con el verdadero Evangelio (5 verdades)

En el verdadero Evangelio destacas, no los buenos atributos de la persona, sino los buenos atributos de Dios, el cual es Santo, Justo, y por eso el pecador no puede tener comunión con él y está alejado de su presencia (Romanos 3:23).

  1. Le muestras que el pecado es rebelión contra Dios y que somos enemigos que necesitamos una reconciliación (Colosenses 1:21). Que Dios ofrece su misericordia no porque la merezcamos o vea un potencial en nosotros, sino por pura gracia (Romanos 9:16).
  2. Le muestras que las consecuencias del pecado no son tanto el daño que le provoca a la persona misma, sino que le haces ver que Jesucristo, el Hijo eterno de Dios que nunca pecó, fue hecho maldición en la cruz por el pecador (Gálatas 3:13). Le muestras que Su dolor no tiene comparación con el de nadie (Lamentaciones 1:2).
  3. En vez de demostrarle los sufrimientos de su propio pecado, le muestras los sufrimientos de Cristo, el Cordero de Dios que fue llevado como «oveja al matadero» (Isaías 53). El pecador necesita arrepentirse antes que autovalorarse.
  4. El énfasis no está en vivir nuestra propia vida en plenitud, sino en vivir como Cristo, llevando su cruz (Lucas 9:23). La felicidad y la vida la encontramos en Cristo mismo, no en nuestras propias realizaciones personales (1 Juan 5:11).

El foco tiene que ser Cristo, no el hombre

Hay instituciones no cristianas que sacan a personas del alcoholismo y la drogadicción o a mujeres de la prostitución para darles un mejor futuro, pero no podemos decir que esas instituciones (aunque sean buenas en su accionar) tengan un mensaje de salvación para sus almas.

Muchas personas quisieran un nuevo comienzo en sus vidas, salir de las horribles consecuencias del pecado, pero encontrar una religión que te motive y levante el autoestima no equivale a encontrar el camino angosto que lleva a la vida eterna (Mateo 7:14).

El falso evangelio dice «ama tu vida», pero Jesús dijo:

«El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará» (Juan 12:25).

¿Dónde encaja «el aborrecer su vida» que dice Jesús con el falso evangelismo moderno de «eres el campeón y la princesa»?

Sencillamente no encaja porque hace del hombre el «centro del Evangelio», cuando este lugar solo le corresponde al Rey de reyes y Señor de señores, es decir, Cristo.

Asiste a una iglesia que no adule tu ego, sino que te muestre tu necesidad de Cristo.

 

Alejandro Riff