Aprendamos de las aves: ¿Quieren ver crecer las iglesias sanas en doctrina y reformadas?

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Según el libro de Job (Cap. 35 vs.11) Dios dio desde luego al hombre una sabiduría superior a la de los animales, no obstante, siempre podemos aprender alguna cosa contemplando la creación de Dios.

En el caso de las aves que recorren largas distancias Dios les dio un instinto de poder volar en formación en V.

Se dice que si volaran solas por su cuenta su velocidad disminuiría producto de la  resistencia del aire y se cansarían más rápido.

Pero gracias a que vuelan todas juntas y alineadas como una flecha es que pueden lograr el objetivo de traspasar las latitudes.

Todo creyente que integra una iglesia local tendría que tomar ejemplo de este notable hecho de la naturaleza que Dios ha permitido.

Nuestra naturaleza carnal siempre nos llevará al personalismo y al orgullo de movernos solos, sin rendir cuentas a nadie.

Recordemos que la caída del hombre en el Edén fue por un sentimiento de orgullo e independencia de Dios.

En el veneno que recibimos en el Edén está nuestro sentir orgulloso y separatista.

Pero aquel que ha sido rescatado por Dios, redimido en Cristo, Dios lo ha llamado a «un cuerpo».

…Sois llamados en un cuerpo; y sed agradecidos. (Colosenses 3:15 )

Ha sido salvado, ha bebido del mismo Espíritu, para tener un Señor, una fe, un bautismo. (Efesios 4: 4 y 5).

La iglesia, es diferente en concepción a cualquier agrupación de personas.

El mundo forma clubes, sociedad y asociaciones de acuerdo a las preferencias personales de sus miembros.

Pero en Cristo, debemos morir a nuestros pecados y personalismos, para ser un cuerpo en el Señor.

Todas las barreras son derribadas (Colosense 3:11).

Si a la carne le damos un modelo de iglesia ajeno a la disciplina, permisiva en el pecado, donde sus miembros conserven el anonimato y no tengan que ser enfrentados con la Palabra de Dios, este modelo es aceptado por la mayoría.

Muchas iglesia multitudinarias del día hoy se forman bajo este modelo donde cada cual es libre, independiente y vuelan como pájaros cada cual por su lado, siendo el templo una especie de «palomar» donde todos se juntan. Pueden conservar sus pecados bien guardados pues nadie los confrontará con la ley de Dios, ni con la cruz de Cristo.

Pero también hay iglesias pequeñas donde el problema de la falta de unidad también se manifiesta.

Si el instinto de las aves es volar juntas, el ser humano tiene el instinto individualista de resistirse a ser un cuerpo en Cristo.

¿Yo, sujetarme al hermano? ¡No, yo no quiero que nadie interfiera con lo que soy?

Sujetados los unos a los otros en el temor de Dios. (Efesios 5:21)

¿Yo, sujetarme a la autoridad pastoral? ¡A mi nadie tiene que decirme lo que debo hacer!

Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como aquellos que han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no gimiendo; porque esto no os es útil.
(Hebreos 13:17 )

¡Cuán difícil es formar y mantener una iglesia sana en doctrina donde los miembros lleguen a la madurez «de volar» todos juntos como una flecha hacia Cristo!

Al ver a muchos compañeros del pastorado en Argentina, cómo luchan en sus pequeñas iglesia locales a capa y espada por una doctrina reformada, por el antiguo evangelio, y todas las dificultades que enfrentan, me llena el corazón de un santo clamor al Señor : ¡Ayúdalos a perseverar! ¡Ayúdame a perseverar!

Para las iglesias de predicación liviana, que nunca se levanta en contra del pecado, qué fácil es tener una «pequeña» de congregación de 500 personas.

Pero cuando predicas «el evangelio» del arrepentimiento y la fe, y la soberanía de Dios y el señorío de Cristo: ¡Qué difícil es mantener una iglesia con 50 personas!

Dios me ha permitido conocer casi todos los países de Sudamérica, y en cada país las iglesias de sana doctrina crecen más y en otro menos.

Yo solo puedo hablar de lo que veo en mi Argentina, la poca cantidad de iglesias fundamentales, reformadas, frente a una enorme masa de carismatismo errático.

Mi gran duda es: ¿habrá una reforma, habrá un avivamiento en Argentina? ¿Habrá hombres y mujeres que quieran seguir a Cristo tomando su cruz, no por un tiempo, ni por un largo período de tiempo, sino hasta el final?

¿Será que tendremos la humildad de sembrar hoy para que otros sieguen luego?

Podemos opinar de muchas doctrinas (los argentinas somos expertos opinólogos), podemos teorizar sobre esto y aquello, podemos volvernos como un «acorazado» en doctrinas, pero si no hay unidad, no habrá avivamiento.

 Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean en nosotros una cosa; para que el mundo crea que tú me enviaste. (Juan 17:21)

Cuando los creyentes están unidos, es un argumento poderoso para que  mundo crea en Cristo.

Ahora si las iglesia reformadas que se están levantando será solo para revivir diferencias históricas y discutir sobre temas periféricos el mundo, y en especial el Diablo se reirá de nosotros.

¡Miren cuán debilitados están teorizando en doctrina y discutiendo unos con otros!,  podrá decir.

A todos nos gustaría desfilar con los uniformes y la bandera pero sin pelear la batalla.

La unidad, es una batalla a pelear, El clamor del Señor es el mismo «para que todos sean uno».

Las aves seguirán volando unidas en V.

La gran pregunta es: ¿Qué haremos los cristianos reformados y fundamentales en la fe?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alejandro Riff