En los tiempos de Jesús había dos grandes facciones culturales, una era la de los «publicanos» y la otra de los «fariseos». Los publicanos eran cobradores de impuestos traidores de la patria de Israel, ya que recaudaban para los romanos. En esa recaudación nunca faltaba la extorsión y el soborno. Eran personas odiadas por los israelitas, y pare ellos era lo último de su clase. Muchos publicanos se hacían ricos (caso de Zaqueo, Lucas 19:2 ) y la gran mayoría de ellos eran personas mundanas de no muy fácil carácter, avaros y amadores de los deleites terrenales.
Por el otro lado estaban los «fariseos» personas religiosas que se creía mejor que el resto de la gente. Gente que conocía la Ley de Dios, pero a pesar de eso hacían de eso una religión pesada basadas en especulaciones de hombres. Ataban a los hombres cargas pesadas que no provenían de las Escrituras, sino de su propias invenciones (Mateo 22:34).
Podemos decir que tantos publicanos como fariseos eran ejemplos nocivos a seguir, unos por su mundanalidad carente de la santidad de Dios y otros por su legalismo carente de la gracia de Dios.
¿Que advertencias nos hizo Jesús de uno y otro? Ciertamente poco con respecto a los publicanos pero mucho respecto a los fariseos.
Lucas 12:1 EN esto, juntándose muchas gentes, tanto que unos a otros se hollaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es hipocresía.
Por alguna razón Jesús advirtió que el legalismo de los fariseos era igual o más peligroso que la mundanalidad de los publicanos. ¿Será que es más fácil arrepentirse de la mundanalidad publicana que abandonar la auto-justicia farisea? Quizá. Lo cierto es que cuando los publicanos escucharon el evangelio muchos de ellos fueron movidos por Dios al arrepentimiento, mientras que los fariseos permanecieron en su auto-justicia. Jesús les dijo a los fariseos:
Mateo 21:31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dicen ellos: El primero. Díceles Jesús: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al reino de Dios. 32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.
Los publicanos eran gente reprochable sin embargo Jesús llamó generación de víboras a los fariseos (Mateo 3:7).
EL PELIGRO DE LA IGLESIA HOY
La iglesia debe cuidarse del mundanalismo, en todas sus formas. Desde la forma de vestir, introducir costumbres y prácticas novedosas en sus cultos proveniente del mundo, y un estilo de adoración cuya música exalte los sentidos más que elevar el espíritu, o que la misma carezca de contenido bíblico. La iglesia está expuesta a muchos peligros del mundanalismo, pero tengamos cuidado que esto no sea combatido desde una posición farisea en vez de bíblica. Los desvíos y pecados de la iglesia deben ser corregidos con verdad, tanto como con misericordia,Proverbios 16:6: «con misericordia y verdad se corrige el pecado«. Ahora hay un peligro mayor en la actitud farisea. Es una levadura que avanza, te seca por dentro, y te vacía poco a poco de la gracia de Dios.
La levadura de los fariseos produce las siguientes características:
- Se consideran mejores que otras personas (Lucas 18:11).
- Condenan a otras personas de manera injusta por presuposiciones (Lucas 15:2).
- Dividen las iglesias con el objeto de ganar personas que asuman su posición (por comparación ver Mateo 23:15).
- Su forma de relacionarse con otros es sin misericordia y con espíritu de condenación (Mateo 23:23).
- Son gente propensas a ofenderse cuando se le señala alguna falta (Mateo 15:12).
- Se ocupan de las cosas periféricas de la religión antes que de los central del evangelio (Mateo 23:24).
- Son gente que se ocupa de los externo de otras personas más que buscar evidencias de la gracia en Cristo (Mateo 23:25).
La levadura leudada de los fariseos produce amargura, celos y enojo. Muchas veces esta realidad intenta disfrazarse de argumentos bíblicos (como en los tiempos de Jesús) pero el fruto amargo es imposible de ocultar. Muchas veces la levadura de los fariseos se disfraza de «sabiduría de Dios» ¿Cómo identificarla entonces? El libro de Santiago nos da una buena guía:
Santiago 3:13 ¿Quién es sabio y avisado entre vosotros? Muestre por buena conversación sus obras en mansedumbre de sabiduría.14 Pero si tenéis envidia amarga y contención en vuestros corazones, no os gloriéis, ni seáis mentirosos contra la verdad; 15 que esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrena, animal, diabólica.16 Porque donde hay envidia y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.17 Mas la sabiduría que es de lo alto, primeramente es pura, después pacífica, modesta, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, no juzgadora, no fingida.
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