¿Qué ha cambiado en la iglesia católica en cuatro siglos?

¿Qué ha cambiado en la iglesia católica en cuatro siglos?

 

O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
(Mateo 12:33).

La actitud de reformadores y puritanos
Reformadores del siglo XVI y puritanos del siglo XVII tuvieron una ardua lucha con la iglesia católica, y al decir ardua no nos estamos refiriendo a debates meramente verbales sino a creyentes que murieron quemados en la pira, o que fueron encarcelados y torturados.  Podemos suponer que la actitud de reformadores y puritanos era de total separación con la iglesia católica, pero la pregunta que nos hacemos es: ¿era esa actitud de separación producto solamente de la hostilidad que los católicos ejercían sobre los protestantes? Si leemos los escritos protestantes de la época (incluso este de Thomas Watson que figura abajo) nos daremos cuenta que el motivo de separación no era la hostilidad, sino mas bien LA VERDAD. El problema principal no era la violencia física que ejercía la iglesia católica contra aquellos que pensaban distinto, sino la VIOLENCIA A LA VERDAD que ello hacían enseñando cosas contrarias a la Palabra de Dios, la Biblia. El motivo de separación (y no colaboración) de los protestantes es que ellos ponían en primer lugar el evangelio, antes que el peligro de sus vidas. La iglesia católica tenía el antecedente de distorsionar la verdad de Dios por un milenio, siendo enemiga de la salvación solo por gracia mediante la fe en Cristo, condenando personas al infierno a través de su error, supersticiones e idolatrías.

¿Qué ha cambiado hoy en la iglesia católica?
Básicamente lo que cambió es la actitud hostil. La iglesia  católica ya no persigue abiertamente a los evangélicos (al menos físicamente), y la llegada de un nuevo Papa (Francisco) de carácter conciliador hace que muchos evangélicos empiecen a bajar el escudo de la verdad. Dijimos que el orden de prioridad de la Reforma del siglo XVI era primero LA VERDAD y luego lo que ellos podían sufrir (como consecuencias de sostener esa verdad). La pregunta que debemos hacernos los evangélicos hoy es: ¿Podemos tener unidad con la iglesia católica en actos o reuniones de carácter público? ¿Podemos unirnos parcialmente a ellos para combatir causas en común como el aborto, la violencia, y otros males de la sociedad? ¿Podemos formar acuerdos con los católicos en bien de promover los valores morales en los cuales coincidimos ? Yo creo que no, pues esta nunca fue la postura reformada.

La iglesia católica fue y es un mal árbol que no tiene las raíces en Cristo (al menos en el Cristo que conocemos de la Biblia). Podremos tener cosas en común como: la doctrina de la Trinidad, la encarnación, la defensa del matrimonio entre un hombre una mujer, y algunas cosas más, pero estos frutos son «meros frutos artificiales» colgados en el mal árbol de la iglesia católica. Que algunas verdades evangélicas sean compartidas en común con los católicos de ninguna manera vindica el error de ellos. La manifestación «de no violencia de ellos» hacia evangélicos de hoy, no se tiene que  transformar en el «anzuelo de unidad» para engancharnos en actividades comunes y causas conjuntas. El ecumenismo es un grave pecado porque sacrifica la verdad en pro del amor y la tolerancia. Los evangélicos que se han vuelto tolerantes con la iglesia católica serán responsables delante de Dios de la verdad que ellos quebrantan. No vemos al antiguo pueblo de Dios, Israel, aliándose con su enemigos menores para combatir enemigos mayores. ¿Me está queriendo decir que los católicos son nuestros enemigos? (preguntará alguno). Claramente su religión es una enemiga de la verdad. Jesucristo nos llamó a amar a nuestros enemigos, así que nuestra actitud con los católicos será la de amor (como a cualquier otro ser humano y creencia), pero debemos recordar que el verdadero amor se goza en la verdad, y de ninguna manera consentiremos su error. Uno de los engaños del ecumenismo es pretender que nos sentemos al lado de ellos en una «mesa de diálogo» para tratar temas del bien común de la sociedad.  Pero los cristianos debemos recordar que no estamos llamados a combatir los males de la sociedad junto con los que confiesan el error, sino que la iglesia del Señor está llamada a predicar el evangelio. Por supuesto que el evangelio puede transformar la sociedad, pero la causa primaria será la transformación interior (obra del Espíritu Santo) en sus individuos. Debemos predicar esta verdad sí, pero sin compromiso con el error.

Un viejo «caballo de Troya»
Sentarse en mesas de diálogos con católicos  para combatir males sociales es olvidar que es en definitiva el evangelio lo que va a cambiar la base de la sociedad, porque cambia el corazón del hombre. Los evangélicos tenemos (y debemos) ser la sal de la tierra, por tanto no seremos tampoco indiferentes ante los males de la sociedad y a los temas políticos, e influiremos tanto como se pueda en nuestro países de manera unilateral, y con el evangelio como punto de unión. Un estrategia militar simple (y obvia en el campo espiritual) es seducir a la iglesia del Señor con personas pacifistas (pero alejadas de la verdad). Es enfatizar lo que nos une, pero sin dar a conocer los que nos separa. El concepto de los que es el evangelio es lo que nos separa entre católicos y protestantes. Parte de la iglesia evangélica de hoy va a hacer diferentes negociaciones y concesiones con la iglesia católica por la aparente armonía que hoy hay, sin darse cuenta que esa estrategia es un «caballo de Troya» utilizado muchas veces por Satanás.

El siguiente escrito del puritano del siglo XVII, Thomas Watson, nos da una perspectiva de «qué batalla» tuvieron ellos que pelear en su tiempo. Ojalá nos sirva de inspiración para abrir más los ojos ante el peligro que representa hoy el ecumenismo.

¿Qué ha cambiado la iglesia católica en cuatro siglos? A excepción de su actitud hostil de antaño, el 99% de sus doctrinas y prácticas se mantiene igual. Su misma salvación por obras, su mima idolatría, sus mismos errores sólo que con alguna que otra variación.

Alejandro David Riff

 


 

Sobre el Catolicismo Romano

por Thomas Watson (1620-1686)

“Hijitos, guardaos de los ídolos.” 1 Juan 5:21

IDOLATRIA. ¡Es un error que condena al alma!, en la ley, Dios reclama la grosura del sacrificio (Levítico 3:3). Así es, todo el culto (adoración) divino, el cual es la grosura del sacrificio, el Señor lo ha reservado de manera particular para sí mismo; mientras que el idólatra entrega a los ídolos aquello que en realidad pertenece Dios. La idolatría es adulterio espiritual. “Porque han adulterado… y han fornicado con sus ídolos” (Ez.23:37). La idolatría abre la puerta a todos los juicios de Dios. Por lo tanto, los judíos solían decir acerca de todos los castigos que les habían acontecido que era porque- “hubo una pizca del becerro de oro entre ellos.”-

Nuestra naturaleza es propensa a la idolatría– así como la leña seca es provechosa al fuego. Esta plaga es atractiva. Los judíos hacían tortas para ofrecer a la reina del cielo. Y dieron libaciones a sus otros dioses-ídolos-ajenos (Jer.7:18). Antes que no adorar nada, ¡los hombres rendirán culto al diablo! “Y nunca más sacrificarán sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado” (Lev.17:7). Del hebreo esto es: “a los peludos”, porque los demonios se les aparecían en forma de sátiros o cabras.

Que el pueblo de Dios, así como aprecia su salvación, se cuide de la idolatría.
Es algo notable cuando el apóstol dijo; “…Vosotros sois el templo del Dios viviente” (2ºCor.6:16), y dice anteriormente “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?”, y en el versículo 17; “Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor.”

¿Y qué es el PAPADO, sino idolatría católico-romana? Y aquellos templos del Dios viviente no pueden ser contaminados con la idolatría de la iglesia Romana. Voy a mostrar algunas de las enseñanzas principales del papado y a diseccionar un poco esa religión. Y cuando haya terminado, todos deberían de aborrecer a esa embustera de Roma, y decir de los papistas, como Jacob dijo de Simeón y Leví, hermanos en iniquidad; “En su consejo no entre mi alma, ni mi espíritu se junte en su compañía.” (Gén.49:6)

  1. La primera doctrina papista es, que el Papa es elegido por Cristo para ser la cabeza de la iglesia, y que él es el Vicario (sustituto) de Cristo en la tierra.
    Esto contradice a las Escrituras, en donde Cristo es expresamente la cabeza de la Iglesia. (Colosenses 1:18, 2:19, Efesios 5:23). Decir que el papa es la cabeza de la iglesia, sería hacer una iglesia monstruosa de dos cabezas. Pero sí leí acerca de una bestia que sale del mar, a la cual el dragón le otorgó su poder y autoridad (Apocalipsis 13:1).
    Por la bestia, entiendo al anticristo; y por el dragón dándole su poder, entiendo a Satanás otorgándole de su poder al papa, para que éste pueda ejercer su grandeza como tal (en el papado).
    Si, pues, el papa (el papado) es la bestia, es muy inadecuado e impropio que sea la cabeza de la Iglesia.
  2. La segunda doctrina papista es la misa, la cual es idolatría severa (de alto grado). He aquí dos errores a considerar.

El primer error de la misa es la transubstanciación. ¡Los papistas sostienen que la hostia o el pan dado en los sacramentos, luego de las palabras de consagración, se convierte en el cuerpo real de Cristo! Esto es en contra de la razón. Un cuerpo, con sus dimensiones propias, no puede estar en varios lugares a la vez. Si el cuerpo de Cristo se haya local y físicamente en el cielo, entonces ya no puede estar en el pan; sino que está en los cielos. “A quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas.” (Hch.3:21). Probaré que el pan no se convierte en el cuerpo de Cristo. Si el pan fuera el cuerpo real de Cristo, podríamos entender que todos los que participaren (comieren) del sacramento recibirían a Cristo; pero esto no es así, dado que el Apóstol dijo de algunos que “cualquiera que comiere de este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.” (1ªCor.11:27)[1]. Los padres tempranos de la iglesia se opusieron a la idea de la presencia corpórea de Cristo en la hostia. Comemos (participamos) del cuerpo de Cristo sacramentalmente por la fe, dijo Cipriano. “Este es Mi cuerpo”, es decir, -figura y señal de Mi cuerpo- (del cuerpo de Cristo), dijo Tertuliano.

El segundo error de la misa es el repetido ofrecimiento sacrificial de Cristo por medio de la misma que realizan los papistas en cada misa. Esto refleja una deshonra al oficio sacerdotal de Cristo- tal como si su sacrificio en la cruz hubiera sido imperfecto. “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez y para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.” (Heb.10:12), versículo 14; “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados.” ¡Contemplad la plenitud del sacrificio de Cristo! Él ha consumado su obra, y a nosotros nada nos queda, sino el creer en Él.

  1. El tercer error papal es que sostienen que las Escrituras, no son para la gente común. Las aseguran en latín, un idioma desconocido. Hacen de las Escrituras un libro sellado. La fe viene por el conocimiento, pero ellos, como dijo Cristo, “han quitado la llave de la ciencia.” (Luc.11:52). Si la Biblia es buscada e investigada por la gente común, se considera un crimen y se trae a la inquisición. Dios quiere que la ley sea leída delante de todo Israel a oídos de ellos. (Deut.31:11). Por lo tanto, la Biblia no debería estar en un lenguaje desconocido. El príncipe de Roma hace lo mismo que el príncipe de la potestad del aire –ciega el entendimiento de los hombres– (2ºCor.4:4) y los conduce a la ejecución.
  2. El cuarto error de la iglesia Católico-Romana, es su doctrina de la justificación (satisfacción de la justicia divina) humana por el pecado. Exaltan la naturaleza humana y la hacen coparticipe de Cristo en la justificación. Sostienen que nosotros, en nuestras mismas personas, satisfacemos la justicia de Dios mediante la penitencia, el ayuno, y las buenas obras. Así lo expresa el Concilio de Trento. ¿Pero dónde mencionan las Escrituras semejante cosa?
    Nuestra confesión de los pecados no significa la justificación de los mismos. Si un traidor confiesa su culpa, su confesión no satisface en absoluto la justicia debida a su traición. Nuestro arrepentimiento no nos justifica, no satisface la justicia divina por nuestros pecados. Si un hombre se arrepiente de haber contraído una deuda, eso no paga la deuda en absoluto. La justicia de Dios, no admite satisfacción alguna, sino es por medio de Cristo. El publicano “se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí pecador.” (Luc.18:13). Aquí hubo una confesión, un pecador; y arrepentido, golpeaba su pecho – pero estaba lejos de poder satisfacer la pena (culpa) por su pecado; por eso, clamó por misericordia, “Dios, sé propicio a mí.”
  3. Una quinta doctrina del papismo que envenena al alma, es la distinción que hacen entre el pecado mortal y el pecado venial[2]. Los pecados mortales, dicen, tales como el perjurio, el adulterio y el asesinato – nos echaron fuera de la gracia de Dios y merecen la condenación. Pero los pecados veniales son algo así como desagradar a Dios – y sin embargo no merecen la muerte – sino que son de naturaleza perdonable. Por ejemplo la lujuria, un ataque de ira, pensamientos vanidosos, son pecados veniales. Más nosotros afirmamos, conforme a las Escrituras, que no existe tal cosa como “pecados veniales” de los que podamos decir que no ameritan la condenación. La lujuria, es una violación de la Ley de Dios, por lo tanto, su naturaleza no es venial. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.” (Mat.5:28). Cristo explica como basta una mirada impura del ojo, para ser un adúltero. La “menor” mancha de pecado, ya acarrea la maldición de Dios (Gálatas 3:10). Es cierto que, el más grande de los pecados, puede ser perdonado a través de la sangre de Cristo – pero ninguno es perdonable en su propia naturaleza.
  4. El sexto error en la religión católico-romana es la doctrina del libre albedrío. Belarmino[3] sostiene que la voluntad está piadosamente inclinada, y que el hombre tiene un poder innato para obrar el bien. Pero Agustín niega esto, y sostengo que nuestra propia experiencia también puede negarlo. Es un dicho de Crisóstomo que dice: “Como un barco, cuando su timón está roto, es llevado de un lado a otro por el mar a donde sea que la tempestad quiera, así el hombre, habiendo perdido el timón del libre albedrío, es llevado de un lado a otro a pecar a donde sea que el diablo quiera.” Los papistas afirman que el hombre posee alguna simiente y restos de vida espiritual, y que tiene la capacidad (el poder) para transformarse a sí mismo. Pero el Apóstol nos dice que estábamos, por naturaleza, espiritualmente sin fuerzas. (Rom.5:6). El pecado, ha cortado la cadena de justicia en donde residía nuestra fuerza. Un hombre no puede conocer por sí mismo las cosas de Dios (1Cor.2:14). No puede pensar correctamente, no puede tener un buen pensamiento (2Cor.3:5). Más aún, no está en la voluntad del hombre solo la impotencia, sino también la obstinación; nuestra voluntad está en rebeldía contra Dios (Hch.7:51). Está torcido, como un pedazo de hierro mal doblado. Es solamente la dulce eficacia de la gracia omnipotente, la que puede salvarnos. No nos rendimos a Dios mediante la simple entrega, lo hicimos porque fuimos embestidos. No bajamos nuestras armas – pero si nos fueron arrebatadas de nuestras manos. Siempre que Dios convierte, crea, lo que es una suficiente refutación de la altanera doctrina del libre albedrío. “El hombre”, dijo Ambrosio, “tiene libre albedrío solo para pecar – pero jamás para convertirse.”
  5. El séptimo error papista, son sus indulgencias. Afirman que el papa, como el sucesor de Pedro, tiene el poder para otorgarles indulgencias[4] a los hombres, en virtud de lo cual son considerados ante los ojos de Dios, libres de culpa y de castigo por sus pecados. Esto lleva agua al molino del papa. ¡Otorgar indulto (perdón) o indulgencia, es la flor, únicamente, de la corona celestial! “¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios?” (Marc.2:7). Las indulgencias que otorga el pontífice de Roma, son una llave que abre la puerta a todos los vicios. ¡Pero que les importa a los papistas pecar si de todas formas tienen una licencia del papa! Roger Holland, el mártir, quien era católico más luego se convirtió, hizo esta confesión ante Bonner: “Al principio”, dijo, “yo era de tu religión papista, y no hice cálculos por ningún pecado, confiado en la absolución sacerdotal; juramentación e inmoralidad, esos pecados no significaban nada para mí, porque podía tenerlos absueltos por dinero.”
  6. El octavo error papista es su doctrina de la salvación por méritos personales (obras). Sostienen que sus buenas obras expían el pecado y ameritan la misericordia. Belarmino dijo que el hombre tiene derecho de ir al cielo bajo un doble título: el primero es el mérito de Cristo, y el otro es el suyo propio. Y trae a colación el siguiente pasaje: Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” (2ºTim.4:8). Su argumento es el siguiente: “Si Dios corona nuestras buenas obras – entonces, es porque poseen mérito.” Respondo que no tiene nada que ver. Un rey puede otorgar gratificación no porque ésta sea merecida – sino porque tiene en mente el exhibir su bondad. Dios no nos corona por amor a nuestras buenas obras – sino por el amor de su nombre (Ezequiel 20:9).

OBJECIÓN. Pero si Dios, en toda su justicia nos otorga coronas, ¿no son entonces nuestras obras meritorias?

RESPUESTA 1. Dios nos recompensa en su justo juicio, pero no a los méritos de nuestras obras, sino a los méritos de Cristo.

RESPUESTA 2. Dios, en su justicia, nos otorga recompensas, no porque las merezcamos, sino porque Él así lo prometió. La realidad es que Dios, de pura gracia, corona las obras en la corte de su misericordia, las cuales serían quemadas en la corte de justicia. Que las buenas obras no impulsan a ningún mérito, se da así:

  1. Aquello que amerita de la mano de Dios, ha de ser un regalo, no una deuda. Si un deudor paga a su acreedor lo que este le había prestado, no merece nada de su acreedor. Cualquier servicio que hagamos para Dios deuda acreditada; más aún, no es sino parte de la deuda ¿Cómo podemos entonces ameritar algo?
  2. Aquel quien ha de ameritar, debe darle a Dios aquello que sea perfecto. Pero nuestras buenas obras no son más que pecados brillantes, están regadas de orgullo, teñidas de hipocresía, así que estamos muy lejos de ser merecedores. Concluyo con esta frase de Bernardo; “las buenas obras son el sendero hacia el reino, no la causa del mismo.”
  3. El noveno error papista, es el fuego del purgatorio. Existe, dice Belarmino, un lugar infernal en la tierra llamado purgatorio, en el cual las almas que no fueron totalmente limpiadas en esta vida, son purgadas mediante el fuego, antes de que puedan ser recibidos en el cielo. Los papistas hacen al fuego del purgatorio satisfactorio para los pecados; lo cual constituye una derogación de la virtud y el beneficio de los sufrimientos de Cristo, quien ha “efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo.” (Heb.1:3)
    En ninguna parte de las Escrituras se afirma esta doctrina del purgatorio. No se menciona ninguna antesala (lugar intermediario). El perverso, al morir, va de inmediato al infierno. El hombre rico fue enterrado “y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos.” (Lc.16:23). Los creyentes, al morir, van de inmediato al cielo. “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” (Lc.23:43). Cristo habría de estar inmediatamente en el cielo, y aquel ladrón penitente habría de estar con Cristo ese mismo día. Así que no estuvo en tal lugar como un purgatorio, – sino que fue inmediatamente de la cruz al paraíso. La sangre de Cristo es la purificación en esta vida (1Juan.1:7). Si un hombre no es purificado por la sangre de Cristo en esta vida, no habrá purificación por el fuego. No solo las escrituras, sino los padres tempranos se han opuesto al purgatorio. Nunca leemos acerca de dos fuegos, dijo Agustín, solo del fuego del infierno, no de ningún purgatorio. Pero este fuego imaginario de un purgatorio, da algo que vender en la cocina del papa. Cuando los hombres están por acudir a sus deseos, si dejan buenas sumas de dinero para el papa y sus sacerdotes, entonces les dicen que oraran por ellos para que sean librados rápidamente de los sufrimientos del purgatorio.
  4. El siguiente error papista, son sus oraciones a los santos y a los ángeles.

Sus oraciones a los santos: los papistas les oran a muchos santos para que les quiten sus males temporales. Oran a S.Apolline para aliviar sus dolores de muelas, a S.Petronelle para sanar sus fiebres. Rezan a otros santos para sanar sus males espirituales. Uno dijo, si oramos a los santos difuntos, ellos, siendo impulsados por la compasión, le oraran a Dios por nosotros. ¡Pero que absurdo es esto! Los santos en los cielos, no saben de nuestros agravios. “Abraham nos ignora” (Isa.63:16). Cuando Elías fue ascendido a los cielos, dijo a Eliseo; “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti. “ (2.Rey.2:9), dando a entender claramente que no habría forma de pedirle nada una vez que se fuera.

Sus oraciones a los ángeles: acuden al pasaje de Apocalipsis 8:3; “Otro ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos, sobre el altar de oro que estaba delante del trono.” Ellos dicen que si los ángeles oran por nosotros – nosotros podemos orarles a ellos. Respondo que, los ángeles se han de desentender de Cristo, el Ángel del pacto, quien ofrece y dirige nuestras oraciones, y derrama su incienso sobre ellas, perfumándolas. Solo así, Agustín lo expone. La adoración a los ángeles está prohibida; “Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal.” (Col.2:18). ¿Y que es orar con ellos sino rendirles parte del culto divino?

Distinguen entre mediadores de la redención, e intercesores. Dicen que solo oran a Cristo como el mediador de la redención – pero a los ángeles como mediadores e intercesores. A esto respondo; Cristo no es solamente un Redentor, sino también un Abogado (1Juan.2:1). El defiende nuestra causa como el abogado lo hace con su cliente.
Ahora, así como es un pecado hacer de cualquiera nuestro redentor, sino solo a Cristo – también lo es hacer de cualquiera nuestro abogado sino solo Él. Aquellos que oran a los ángeles, los hacen sus abogados. Mediante las escrituras pruebo que nosotros no debemos orar a los ángeles. Primero en Romanos 10:14: “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? “ No le oraremos a nadie, sino a aquel en quien hemos creído. Pero nosotros no podemos creer en un ángel, por lo tanto, tampoco orarle. El segundo pasaje es hebreos 10:19: “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,” El argumento es el siguiente: Solo se debe orar, a aquel por quien tenemos entrada a los cielos. Y por la sangre de Jesús únicamente, tenemos entrada a los cielos; por consiguiente, solo a Él se le debe orar ¡Cuando los ángeles puedan obtener para mí una entrada en las glorias – entonces recién ahí voy a orarles – pero nunca antes!

  1. El siguiente error papista, es su adoración a las imágenes. El papa Esteban tercero, mantenía imágenes en los templos, proclamando su veneración y haciendo que la gente les ofreciera incienso. Esto es contrario a lo que dice el mandamiento; “no te harás imagen de ninguna cosa. No te inclinaras a ellas ni las honrarás (adoraras)” Las imágenes, son artífices de la mentira; representan a Dios de manera corpórea. Dios dijo “hagamos al hombre a nuestra imagen” (Gén.1:16), pero los papistas dicen; “¡Hagamos a Dios a nuestra imagen!” Cuando el Señor entrego la Ley, le dice a la gente; “oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis.” (Deut.4:12). Dios no puede ser representado bajo ninguna imagen. Tú no puedes representar al alma– mucho menos a Dios. ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?” (Isa.40:18). Los papistas, dicen que adoran a Dios mediante imágenes. Yo contesto que, si es absurdo inclinarse ante la imagen de un rey – cuando el mismo rey está presente – ¡entonces lo es mucho más inclinarse ante una imagen siendo que Dios mismo está presente! ”… ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?” (Jeremías 23:24).
  2. El siguiente error papal, es que niegan que Cristo soportó los dolores del infierno en su alma. Son de mucha retórica a la hora de exponer los sufrimientos de Su cuerpo – pero niegan las aflicciones de su alma. Esa opinión quita mucho a los sufrimientos de Cristo; “Cuando haya puesto su vida[5] en expiación por el pecado” (Isa.53:10). Cualquier cosa que reduzca los sufrimientos de Cristo, reduce también el amor de Cristo por nosotros. Jesucristo se sometió a aquellos dolores, los cuales eran equivalentes a las penas del infierno. Sintió el desagrado del Todopoderoso. Estuvo en agonía del alma cuando fue desamparado. Todo lo cual agrava la pasión de Cristo al máximo – y declara su compasión para con nosotros.
  3. El siguiente error papal, es el poder que asumen para absolver a los hombres de sus juramentos. “Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.” (Eclesiastés 5:4). Pero los papistas hacen un sin sentido, nada, de absolver a los hombres de sus juramentos. Sostienen que el papa tiene poder para disipar todos los votos hechos a Dios, y los juramentos de fidelidad a los príncipes. El papa, teniendo la llave de Pedro en su mano, se compromete a desbloquear (limpiar) las conciencias de los hombres y a perderlos de todas sus obligaciones. ¿Cómo puede ser eso buena doctrina, enseñando a los hombres que pueden ser perjuros, y sin embargo quedar inocentes? Ustedes, quienes son templo del Dios viviente, tengan cuidado de no profanarse a sí mismos con esta doctrinas papistas. No adulteren, ni contaminen sus almas por unir al templo de Dios con la casa de los demonios (2ºReyes 5:18).

Además de estas doctrinas papistas envenenadoras del alma, voy a mostrar lo detestable que es esta religión – ¡en donde podrán ver el arrugado rostro de la ramera de Roma!

  1. La religión Romana es una religión ANTIBÍBLICA. Los papistas no pueden decir, como el diablo mismo dijo una vez (Lc.4:10-11), “escrito está.” No tienen Palabra de Dios que mostrar en cuanto a lo que hacen. ¿Qué Escrituras pueden usar para sus siete sacramentos? ¿Qué Escritura pueden mostrar para privar de la copa a la gente? ¿Qué Escritura han de mostrar para todos sus cantos fúnebres y peregrinaciones, recorriendo varios kilómetros para visitar santuarios? El Señor les dirá al final: “¿Quién ha requerido estás cosas de tu mano?”
  2. La religión Romana es una religión CARNAL. Solo consiste de adoraciones, lamentaciones y penitencias. “¿no sois carnales?” (1ºCor.3:3). Mientras que Dios será adorado en Espíritu (Juan 4:24). Viviendo por fe, examinando nuestro corazón, mortificando el pecado – a estas cosas los católicos son totalmente ajenos. El papado es una mera cubierta, cáscara, externa. Se trata de un cadáver, un cuerpo en el cual no hay alma en su interior.
  3. La religión Romana es una religión QUE NO EDIFICA. “Que todo sea hecho para edificación[6]” (1.Cor.14:12). ¿Pero qué cosa edificante es hecha en sus ceremonias?, ¿Sus velas, flores, sus Avemarías, su incienso, sus perlas, anillos, medallas, sus ropajes de altar – que bondad intrínseca puede haber en todo esto? Dibujan el corazón de una seria adoración a Dios, generando en la mente vanas supersticiones. ¿Qué son el bautismo de campanas, adorando crucifijos, y esparciendo cenizas, sino los delirios de mentes enfermas? ¿Pueden esas cosas purificar la conciencia? ¿Qué hay acaso en su agua bendita para lavar almas corruptas? ¿Serán el bálsamo y el incienso papista dulce aroma a Dios? ¿Acaso sus velas encendidas les muestran el camino al cielo?
  4. La religión Romana es una religión ORGULLOSA. El papa se llama a sí mismo –el sucesor de Pedro- pero más que sucederlo en humildad, en verdad lo supera siendo ostentoso, mostrándose. El papa de Roma establece su mitra por sobre todas las coronas temporales. Se llama a sí mismo “sirviente de los siervos de Dios”, pero injuria a los príncipes. Hace que se paren descalzos ante la puerta de “su santidad” y formen y sostengan su estribo. El papa Alejandro III, pisó sobre el cuello de Federico el emperador. El papa hace que los monarcas de la tierra se conviertan en sus tributarios.
  5. La religión Romana es una religión INMORAL. Los papistas no son la santa iglesia católica (no son santos en lo absoluto). En Roma, la fornicación es a tienda abierta, y es, en algunos casos se la prefiere antes que el matrimonio honorable. El papa es llamado su santidad – pero su silla es objeto de falta, está sucia. Los papas Plus II y Julio III, estaban inmersos en vicios. Algunos de sus papas han sido culpables de sodomía, tal como el Dr. Rivet relata en sus propios escritos. El papa Juan fue culpable de vender cosas sagradas y de asesinato.
  6. La religión Romana es una religión DESDENTADA. Nunca hiere a Satán. El papado es como una espada con una fina empuñadura, pero no tiene filo ni bordes; o como una medicina débil, que no funciona. Algunos de los escritos papistas dicen que la cruz es un amuleto sagrado o hechizo contra el diablo. ¡Pero creo que lejos de asustarlo, más bien invita al diablo! Sus cantos y oraciones en latín, son la música de satanás. Sus auto-flagelaciones no purgarán la sangre de un solo de sus pecado. Sus largos ayunos, no harán padecer de hambre al diablo, más de lo que lo hacen sus gordos monjes.
  7. La religión Romana es una religión SANGRIENTA. El papa no se contenta con –tener la llave de Pedro en su mano– , el poder de la excomunión – sino que también se hace con la espada civil. Todo aquello que no puede defender por medio de los argumentos, lo mantendrá por medio de la violencia. El poder del papado es propagado mediante la violencia. Sea testigo de la persecución efectuada por el papa Pio IV, donde multitudes de cristianos fueron condenados a muerte. Sea testigo de los muchos albigenses y valdenses que fueron cruelmente asesinados. Sea testigo de la Inquisición española, la masacre de París. Nuestra nación (Inglaterra) ha sentido el peso del anticristo; ¡todos aquellos quienes no bebieron de la copa de oro de la fornicación Romana, fueron forzados a beber de la copa sangrienta del martirio! Sabemos que los papistas son buenos en quemar documentos. Es la observación de un hombre culto que las persecuciones bajo el obispado de Roma han sido mucho mayores que las que datan bajo los emperadores de Roma. ¡Dios no permita que alimentemos jamás a ese lobo Italiano, que ha chupado ya demasiada sangre!
  8. La religión Romana es una religión BLASFEMA. Los papistas sostienen que:

– El papa está por sobre las Escritura; que puede prescindir de ella, y que sus cánones unen más que la misma Palabra de Dios.

– La infalibilidad (del papa), es una joya de su mitra; desde la silla pontificia, él no puede errar.

– Sostienen que la virgen María debe ser adorada; le rinden culto (la veneran). La llaman “la reina del mundo”, “la escalera del cielo”, “la puerta al paraíso”. Dicen que podemos apelar, en lugar de la corte de Dios, a la de la virgen María. Afirman que ella es como el altar de oro en el cielo – no solo pidiendo por misericordia, sino demandándola. “Dios ha decretado no dar nada sin ella” dijo el jesuita Ozorius. Los papistas ponen a la virgen María por encima de Cristo, atribuyéndole más a su leche materna, que a la sangre del Señor. En sus doxologías dicen; “Alabanzas sean dadas a Dios y a la Virgen María, y también a Jesucristo” ¡Que oído cristiano puede soportar oír semejantes blasfemias!

  1. La religión Romana es una religión RIDICULA; encaja más para movernos a risa que a la devoción. ¿Qué son sus adoraciones a relicarios – sino entretenimiento romano?
    Los papistas pretenden mostrar las cadenas con las que el Apóstol Pablo fue apresado, y la cola del burro en el cual monto Cristo.
    Muestran la oreja de Juan el Bautista como una reliquia en Florida, su frente en España – más aún afirman haber visto su cabeza entera en Roma. Así, la fe romana se convirtió en una fábula.
  2. La religión Romana es una religión que PROVOCA a Dios. Como si el Señor no fuera lo suficientemente sabio para prescribir el modo de Su adoración (como quiere ser adorado) – ellos, le prescriben reglas. Este pecado ha hecho que Dios divida a un pueblo; “porque ella ya no es mi mujer, ni yo ya su marido” (Oseas 2:2). Ha hecho subir el furor sobre su rostro. “y Yo haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos.” (Ez.6:4). ¡Al ver que se han arrodillado ante los ídolos, haré caer a sus hombres muertos al estrado de sus altares!
  3. La religión Romana es una religión que DESTRUYE (condena) AL ALMA. Adorar a la bestia, y beber la copa de la ira de Dios, van de la mano según Apocalipsis 14:9-10. No es claro para mí, como un hombre que muere inmerso en esta religión, puede ser salvo. Pero, además de todo lo ya mencionado, los papistas se acarrean a sí mismos directamente bajo maldición. Apocalipsis 22:18-19; “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.” Los papistas son culpables de todo esto: nos alejan de las Escrituras para poder borrar el segundo mandamiento[7]; y también añaden a la Escritura. Dicen que las Escrituras no son perfectas; así que por consiguiente, las reemplazan con sus tradiciones, las cuales sostienen, no solo que igualan a las Escrituras (la Biblia), sino que la superan.

¡Oh, si somos entonces el templo de Dios, no nos contaminemos a nosotros mismos con el papismo!
No nos dejemos sellar con la marca de la bestia – ya sea en la mano o en la frente. ¿Por qué; que acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? (2.Cor.6:16) Sería peor para nosotros abrazar el papismo, que para nuestros antepasados. Ellos vivieron en tiempos de penumbras y desconocimiento; pero nosotros, al igual que Jonatán (1.Sam.14:2), hemos probado la dulzura (la miel) del Evangelio, y nuestros ojos han sido iluminados. Por lo tanto, si nos contaminamos a nosotros mismos con la idolatría – ¿Qué juicio y hervor de fuego podemos esperar? “…guardaos de los ídolos.” 1 Juan.5:21.


 

Notas del Traductor:

Traducido de la versión en Inglés; “Roman Catholicism- by Thomas Watson”
Fuente: http://www.gracegems.org/Watson/roman_catholicism.htm
Traducido por Mariano Leiras.

[1] Del original dice «eat and drink their own damnation,» 1 Corinthians 11:27, ésto es: “comen y beben su propia condenación.”

[2]Según el catolicismo, un pecado venial es aquel que se hace con desconocimiento y que no se hace con completo consentimiento. Sostienen que son pecados leves y aunque no rompen nuestra amistad con Dios, sí la afectan. Incluyen desobediencia a la Ley de Dios en materias leves (veniales)
Fuente: Wikipedia.

[3] Roberto Francisco Rómulo Belarmino fue un arzobispoinquisidor y cardenal de la Compañía de Jesús (jesuita), que defendió la fe y la doctrina católica durante y después de la Reforma Protestante, por lo que fue llamado el «martillo de los herejes».
Fuente: Wikipedia

[4] Remisión que hace la Iglesia católica de las penas debidas por los pecados.
La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los Santos. (Código de Derecho Canónico de 1983, Libro IV, Parte I, Título IV, Capítulo IV, cánon 992)/ Fuente: Wikipedia y WordReference.

[5] Del texto original literalmente se traduce “alma”. De la versión en inglés KJV se traduce: “…cuando haya puesto su alma como expiación por el pecado.” (…when thou shalt make his soul an offering for sin.)

[6] Traducción textual del versículo expresado en el artículo; «Let all things be done to edifying.»

[7] «No te harás una imagen tallada ni ninguna semejanza de aquello que está arriba en los cielos, ni en la tierra, ni en el agua, ni debajo de la tierra. No te postrarás ante los ídolos, ni los adorarás, pues yo soy el Eterno, tu Dios, el único Dios, quien tiene presente el pecado de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación con mis enemigos; pero quien muestra benevolencia con miles de generaciones a aquellos que me aman y observan mis preceptos»

Alejandro Riff