Al principio de la primera guerra mundial los soldados de diferentes nacionalidades utilizaban gorra. El ejército británico fue el primero en introducir los cascos metálicos (luego siguieron su ejemplo los demás ejércitos del mundo). La innovación de los cascos metálicos fue para impedir que las balas o fragmentos de metralla dañaran la cabeza del soldado.
Poco tiempo después de la introducción de los cascos se hicieron estadísticas en el ejército y la misma mostró que había más soldados con heridas en la cabeza que antes. ¿Cómo era esto posible? ¿Acaso con el uso del casco no tendría que haber menos soldados con heridas en la cabeza?
Pero la explicación a esta paradoja fue simple: Antes, al no usar casco, llegaban a los hospitales de campaña menos soldados heridos porque ¡simplemente la mayoría moría en batalla por una herida mortal en su cabeza!
Lo que ocurrió con los soldados que empezaron a usar casco metálico es que ahora tenían más posibilidades de sobrevivir a heridas que de otra forma serían mortales. Este tipo de fenómenos se lo conoce como «el sesgo de supervivencia».
EL RESURGIMIENTO DE LA TEOLOGÍA REFORMADA
La antigua Reforma protestante del siglo XVI se caracterizó por rescatar las grandes doctrinas de la salvación puestas en el olvido por siglos por parte de la iglesia católica. La doctrina de la «justificación por la fe» y la salvación «solo por gracia» en Cristo fue uno de los fundamentos de la Reforma.
El pasado siglo XX se caracterizó (en su final) en un decaimiento de la predicación bíblica. Los púlpitos fueron reemplazados por escenarios donde predicadores «super estrellas» entretenían a la gente con sus anécdotas, revelaciones propias y promesas de prosperidad económica. Se fabricó un falso evangelio a la medida de la incredulidad de la gente que tenía «comezón de oír» la Palabra de Dios (2 Timoteo 4:3).
Pero algo ocurrió también a finales del siglo XX y principios del XXI. Dios levantó nuevamente hombres valientes que predicaran la verdad bíblica. El Evangelio expresado en «Las Doctrinas de la Gracia» comenzó poco a poco a abrirse paso a través de las redes sociales por medio de videos, audios, blogs y libros. Mucha gente que estaba engañada en falsas enseñanzas empezaron a consumir este tipo de material «sana doctrina» a través de Internet ¿y cuál fue el resultado? La gente empezó a despertar al verdadero Evangelio y a hacer lo que dice Efesios 6:17:
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.
El yelmo era el antiguo casco de la armadura romana. Dicho de otra forma, la nueva Reforma, a través de una teología sana en cuanto al Evangelio, empezó a repartir «cascos» a muchas personas a los largo de América Latina. La doctrina de la salvación (o soteriología) es de importancia central en la predicación del Evangelio. Uno no puede hacer buen uso de la espada (la Palabra de Dios) sin un buen casco que proteja su cabeza (el Evangelio de salvación).
LAS CONSECUENCIAS DEL USO DEL CASCO
Como en la historia mencionada, los «heridos de guerra aumentaron». Es decir, antes, muchas personas recibían una y otra vez la balas del falso evangelio que perforaba sus mentes, sentados a los pies de falsos maestros. Estaban muertos, sin vida, sin reacción a la verdad de la Biblia, creyendo toda clase de mentiras y siendo manipulados. Pero ahora son alcanzados por el verdadero Evangelio. Una predicación en video, un buen libro que le regalaron, un artículo del Evangelio que leyeron, provocó que «resuciten a la vida espiritual». El medio fue la Palabra de Dios predicada en sus justo contexto y la obra regeneradora del Espíritu Santo que cambia la mente y el corazón.
Ahora están vivos en Cristo Jesús y tienen puesto el casco de «salvación». Por lo tanto, a estos hombres y mujeres con una mente bíblicamente renovada, las balas del falso evangelio no lo matan, pero sí lo hieren. ¿Cómo son heridos? Ya no toleran que su pastor les predique historias en vez de la Biblia. Se dan cuenta de todas la falsas doctrinas y promesas de prosperidad que no tienen respaldo en la Palabra de verdad. Se dan cuenta que toda revelación que no parte de la Escritura es falsa, e identifican de esta manera a los falsos profetas. Sienten una profunda frustración, se ven desengañados, usados y lamentan el tiempo pedido en lo que no era la verdad. Pero también hay un lado positivo en todo esto como veremos a continuación.
HERIDOS QUE SOBREVIVEN
Muchos falsos maestros se alarman cuando algunos de sus «fieles» empiezan a pensar distinto. Para ellos leer mucho la Biblia y estudiar teología es algo peligroso. Sienten un gran desprecio por la «teología reformada» y advierten a todo el mundo: –¡Tengan cuidado con estos calvinistas! También se quejan de que hay mucha gente «que se pierde en la doctrina» y que esto «antes no pasaba». Por supuesto que tienen mucha razón, antes no pasaba, pero ahora pasa porque muchos se están poniendo «el casco de salvación». Ahora piensan con la mente de Cristo (1 Corintios 2:16), revelada en las Escrituras, y las balas del engaño no los matan. Ahora, estos creyentes sienten repulsión por las falsas enseñanzas… y sí, ¡son heridos al exponerse a predicaciones que no lo edifican y a un show que no sacia sus almas!
Estas personas ahora, con una mente renovada en Cristo, tienen interés por la Palabra de Dios. Identifican el alimento para su alma, «la leche espiritual no adulterada» para crecer dentro del estado de la salvación.
1Pedro 2:2 Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis en la salvación.
Cuando oigas que «la doctrina reformada» está provocando «más heridos», es decir gente que se revela a la enseñanzas que recibían (la cual no eran bíblicas), no te alarmes, eso es bueno, no es confusión: ¡Es solo gente que está empezando a usar casco!
Efesios 4:23 Y a renovaros en el espíritu de vuestra mente.
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