Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios. (Efesios 2:8 RV-SBT)
Hay dos posturas teológicas que, dependiendo de cuál se adopte, afirmarán lo siguiente: una dice que se recibe la gracia salvadora de Dios mediante la fe, mientras que la otra sostiene que la gracia salvadora te da la fe para creer. La postura reformada e histórica, reconociendo la incapacidad humana y la soberanía de Dios en la salvación, afirma que «la gracia de Dios es la que nos da la fe». Por otro lado, la postura arminiana sostiene que el hombre tiene que tener fe para recibir la gracia de Dios.
Esto se debe a que reformados y arminianos tienen diferencias significativas en su entendimiento del orden de los acontecimientos en la salvación, conocido en teología como el ordo salutis.
Desde la perspectiva reformada, el concepto de que «la regeneración precede a la fe» significa que Dios debe primero transformar el corazón del individuo (regeneración) antes de que éste pueda tener fe en Cristo. En otras palabras, es Dios quien inicia la obra de salvación al darle al pecador una nueva naturaleza y la capacidad de creer. Según esta visión, es la gracia de Dios la que provee la fe, y no al revés. Sin esta obra regeneradora del Espíritu Santo, la persona estaría espiritualmente muerta y no podría responder con fe al evangelio. Por tanto, la fe es un don de la gracia de Dios, otorgado a través de la regeneración.
DOCUMENTOS HISTÓRICOS
Los Cánones de Dort son la declaración más precisa en soteriología de todos los tiempos, respondiendo al arminianismo respecto a la gracia y la fe. En el capítulo 14, el documento afirma al comienzo que «la fe es un don de Dios» y, al inicio del capítulo 15, que «Dios no le debe esta gracia a nadie».
Por otro lado, la Segunda Confesión de Fe de Londres de 1689, en el capítulo 14.1, afirma: «La gracia de la fe, por medio de la cual los elegidos son capacitados para creer para la salvación de sus almas».
Esto significa que la fe, desde una perspectiva reformada, no es una capacidad innata del ser humano, sino un don otorgado por la gracia de Dios. Según esta confesión, la fe que conduce a la salvación es una capacidad que Dios concede únicamente a los elegidos.
EXPONENTES HISTÓRICOS
El pastor bautista reformado del siglo XIX, Charles Spurgeon, tuvo que recordar a su congregación y a los bautistas de su época que no deben invertir la cláusula diciendo que la gracia se recibe por la fe. En su lugar, les recordó que es la gracia la que otorga la fe.
Recuerden muy bien esto, pues, de otro modo, si fijan demasiado sus mentes en la fe, que es el canal de la salvación, al punto de olvidar a la gracia, que es la fuente y el origen mismo de la propia fe, podrían caer en el error. La fe es la obra de la gracia de Dios en nosotros.1¿Qué es la Fe? ¿Cómo se Obtiene? No. 1609 Sermón Predicado la Mañana del Domingo 17 de Julio de 1881, por Charles Haddon Spurgeon, en el Tabernáculo Metropolitano, Newington, Londres.
También el Dr. R.C. Sproul, reconocido teólogo reformado y fundador de Ligonier Ministries, desde el punto de vista de la Confesión de Fe de Westminster, decía en cuanto a la «gracia de la fe»:
Llama a la fe una gracia porque viene a nosotros como un regalo de Dios; algo que no podemos comprar, obtener o merecer de alguna manera. La definición usual que tenemos en teología para gracia es «favor inmerecido de Dios». Así que la fe es la manifestación de la gracia de Dios. En pocas palabras, aquellos que son salvos son habilitados o capacitados para creer con el fin de la salvación de sus almas. La fe no es vista como un logro del espíritu humano. De hecho, la fe no es algo ejercido de manera natural por un ser humano caído.2R.C. Sproul, «La gracia de la fe», Ligonier Ministries, 2 de diciembre de 2021.
SIENDO PRECISOS TEOLÓGICAMENTE CON EL CONCEPTO DE GRACIA
Cada parte del ordo salutis es una obra de la gracia divina.
1-Elección: La elección es un acto de la gracia soberana de Dios, en el cual Él selecciona a ciertos individuos para la salvación, no basada en méritos o acciones humanas, sino en su propia voluntad y amor inmerecido.
2-Predestinación: La predestinación es la determinación de Dios, por su gracia, de salvar a aquellos que ha elegido. Es un plan establecido antes de la creación del mundo, asegurando que los elegidos alcancen la salvación.
3-Llamamiento: El llamamiento es la obra de la gracia en la cual Dios invita a los elegidos a creer en el evangelio. Este llamado es eficaz y asegura una respuesta positiva debido a la gracia transformadora que actúa en el corazón del individuo.
4-Regeneración: La regeneración es un acto de la gracia de Dios que da vida espiritual a aquellos que están muertos en sus pecados. Es el nuevo nacimiento que capacita a una persona para tener fe y arrepentimiento.
5-Fe: La fe es una obra de la gracia, otorgada por Dios, que permite a los elegidos creer en Jesucristo como su Salvador. No es un acto humano independiente, sino un don que capacita al individuo para confiar en Cristo para su salvación.
6-Arrepentimiento: El arrepentimiento también es otorgado por la gracia de Dios. Es un cambio de mente y corazón que lleva a alejarse del pecado y volverse a Dios, reconociendo la necesidad de su perdón y misericordia.
7-Justificación: La justificación es un acto de la gracia mediante el cual Dios declara justo al pecador arrepentido, basado en la obra redentora de Cristo. Es un cambio de estado legal ante Dios, donde el creyente es perdonado y aceptado como justo.
8-Santificación: La santificación es un proceso continuo de la gracia de Dios que transforma al creyente, conformándolo cada vez más a la imagen de Cristo. Es la obra del Espíritu Santo en la vida del cristiano, apartándolo del pecado y capacitándolo para vivir en santidad.
9-Glorificación: La glorificación es la culminación de la obra de la gracia, donde los creyentes serán transformados y perfeccionados en la resurrección final. Es la gracia de Dios llevándonos a la completa redención y comunión eterna con Él.
CONCLUSIÓN
En el ordo salutis, cada etapa del proceso de salvación es una obra de la gracia divina. La elección, predestinación, llamamiento, regeneración, fe, arrepentimiento, justificación, santificación y glorificación son todas manifestaciones de la gracia de Dios. Así como la gracia nos otorga la fe, también nos concede el arrepentimiento y nos guía a través de cada paso del camino de salvación.
Por lo tanto, debemos reconocer que no existe tal cosa como una fe suficiente para acceder a la gracia. Es la gracia la que nos da la fe. Como dice la Escritura, «somos justificados por la fe» (Romanos 5:1). No debemos idolatrar la fe ni ponerla por encima de Cristo, ya que es la gracia de Dios la que nos concede la fe en primer lugar. O como decía Charles Spurgeon:
Aun así, les recuerdo de nuevo que la fe es el canal o acueducto y no es el manantial y no debemos poner demasiado la mira en ella como para exaltarla por encima de la fuente divina de toda bendición que se ubica en la gracia de Dios. No conviertan nunca a su fe en un Cristo.
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