DECEPCIÓN RELIGIOSA

PERO hubo también falsos profetas en el pueblo, como habrá entre vosotros falsos doctores, que introducirán encubiertamente herejías de perdición, y negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada. 2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por los cuales el camino de la verdad será blasfemado; 3 Y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas, sobre los cuales la condenación ya de largo tiempo no se tarda, y su perdición no se duerme. (2 Pedro 2: 1 al 3) 

Tristemente, esta Palabra de Dios escrita por medio del apóstol Pedro hace 2000 años tiene especial cumplimento en nuestros días.

Hombres corruptos y avaros con «apariencia religiosa» convocan muchedumbres con palabras «preparadas» de engaño y mentira.

El fin de estos, no es acercar a las almas a Dios, ni  predicar el mensaje del evangelio en su pureza, sino solamente conseguir adeptos para poder sacar un provecho de ellos.

De esta forma cautivan las mentes con un mensaje «materialista» lleno de promesas de prosperidad y éxito.

Estos «falsos doctores», solo tienen oídos para escuchar como aumenta su renombre en boca de todos, y solo tienen ojos para ver como crece su grupo de seguidores, que mitigan su orgullo tanto como su economía personal.

La gente engañada da dinero sinceramente y con mucho esfuerzo, con la esperanza de que  está contribuyendo a la «Obra de Dios.

¡Pero ay del día de la decepción cuando descubran que todo es un engaño, que sólo eran como marionetas manejadas por los hilos de aquellos que, por avaricia, hacían de ellos una mercadería!

¡Tristeza! Al descubrir que su vidas están tan vacías como antes, pero ahora, con el agravante que perdieron su tiempo y dinero en lo que consideraban una causa noble.

¿Que harán estas personas cuando alguien venga a hablarle de Cristo? ¿Acaso no cerrarán sus oídos para no escuchar por temor a ser nuevamente engañados?

Hay muchas personas que pasaron por esta experiencia, y otras viendo esto desde «afuera», quizás más distantes, también cierran su corazón al evangelio con desconfianza y espíritu crítico.

Por esto, como dice la Biblia: «el camino de la verdad será blasfemado».

Si tú eres una persona que ha pasado estas experiencias mencionadas:
¿Acaso al empezar a leer este escrito, no comenzaste a desconfiar, y a leerlo con cierto recelo?

¿Será esto otra mentirá mas? Déjame por favor demostrarte lo contrario. Mi propósito y el de muchos cristianos sinceros son que tú puedas conocer a Cristo como tu salvador.

Hago mías, las palabras del apóstol Pablo que dice en la Biblia:

Porque no me propuse saber algo entre vosotros, sino á Jesucristo, y á éste crucificado. (1Corintios 2:2) 

¿Qué extraño propósito pensarás? ¿En que me beneficio yo?

Materialmente en nada.

Pero espiritualmente, obtuve hace tiempo el beneficio de Jesús, el Hijo de Dios, que murió en la cruz por mí.

Esta obra la llevó a cabo para pagar mis pecados y darme salvación en Él, y por consiguiente, deseo en mi corazón compartirte esta bendición a ti también.

Quiero que entiendas algo:

No es Dios el que necesita de ti. Si no tú el que necesita de Dios .

Dios no tiene necesidad de nada que pudiéramos darle, pero su amor es tan grande por nosotros, que nos buscó para salvarnos.

Él sabe que tu corazón está enfermo  por el pecado así como el mío lo ha estado, pero desde el momento que se lo entregué, pedí perdón, y puse mi fe en él: Él me ha dado «un nuevo corazón».

Estimado amigo/a:

Dios te invita a salir de tu indiferencia producto de la decepción de este mundo.

En esto consiste el verdadero evangelio:

Y les dijo: Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. (Marcos 16:15) 

 
¿Culparás a Dios por la decepción de los hombres?
¿Si has perdido dinero por engaño por eso también perderás tu alma en el infierno?
 La Biblia dice: Maldito el varón que confía en el hombre… (Jeremías 17:5) 
 
Pero también dice: Bienaventurado el hombre que puso á Jehová por su confianza, Y no mira á los soberbios, ni á los que declinan á la mentira.(Salmos 40:4) 
Sólo pon tu confianza en Dios y tu fe en Cristo.
Entrégale tu corazón, y él no te decepcionará.

Porque la Escritura dice:

Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. (Romanos 10:11) 

Alejandro Riff