Clasificadores de Insectos (acerca de lo que denominan neocalvinismo)

 

Gálatas 6:4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro;

-¿Es este un artículo en contra del neo-calvinismo?  No lo es.  –¡Ah! Entonces es un escrito a favor del neo-calvinisno, ¡no tampoco! Alguno se preguntará: ¿Qué es el neo-calvinismo?

Si alguno, movido por la curiosidad, ya fue a wikipedia y se encontró con la definición de «calvinismo neerlandés», le aclaro que no se trata de eso (aunque use el mismo término). Se trata de un nombre apodado por algunos para definir a ciertos pastores impulsores de la nueva Reforma. Alguno ya estará tentando a preguntar -¡Pastor, deme nombres! ¿Quién es neo-calvinista?  Mis respuesta es: -No te lo voy a dar. Me interesa más que hagas un ejercicio bíblico antes que te transformes en un «insectólogo». -¿Qué quiere decir usted con insectólogo?  Me dirás. Me refiero a cierta clase de hermanos que pasan día y noche buscando a otros hermanos para cazarlos y ponerlos dentro de un frasco bajo el título «neo-calvinista».

La definición de «neo-calvinista» que han dado es que hay hermanos y pastores que creen en las doctrinas de la gracia, es decir una soteriología calvinista, pero que mezclan la forma mundana de adoración con la adoración en la iglesia (aparte de otros puntos culturales). -¿Acaso usted está a favor de la música mundana dentro de la iglesia? No, no lo estoy.

Soy alguien que ha pasado casi una década y media en el fundamentalismo evangélico, hermanos que aprecio, respeto, y mucho de ellos tienen una posición equilibrada a pesar de identificarse con este término. Un día conocí las doctrinas de la Reforma, y me di cuenta de grandes doctrinas en lo que respecta a la soberanía de la salvación. Tal es así, que antes de fundar nuestra iglesia, adoptamos una confesión reformada (Bautista de 1689). Por años, en el pasado, me enseñaron con gran énfasis en las «formas», el cuidado en la adoración, la vestimenta, y sobre todo una gran apologética donde denunciabas a todo el mundo evangélico diciendo: -Ustedes están mal por esto, por esto, y por aquello. Se nos entrenó para ser insectólogos, clasificando las falsas doctrinas, etiquetando hermanos, iglesias y pastores, para ponerlos dentro de un frasco con rótulo (lo digo con tristeza).

En un momento de mi vida me paré y observé la corriente en la cual estaba, puse una lupa sobre ellos y empecé a ver lo siguiente:

  • Pasan criticando a medio mundo bajo la bandera de la «apologética», pero, ¿qué impacto con el evangelio han hecho?
  • ¿Por qué los hijos de esos pastores tan brillantes en lo doctrinal terminan en el mundo?
  • ¿Por qué sus esposas no acompañan a muchos de ellos en el ministerio?
  • ¿Por qué en la congregación hay un énfasis en las formas, pero no hay una real pasión por Cristo?
  • ¿Por qué creen que cantar himnos de hace 200 años son santificados? ¿Por qué no hay una adoración renovada? (En el buen sentido).
  • ¿Por qué emplean más tiempo en lo que llaman defensa, que en predicar el evangelio para salvación?

Pero al conocer la doctrina reformada, y examinar lo que Dios hizo en la historia de su iglesia, los aciertos de los hombres y los errores de estos, el panorama se abrió.

Luego pude ver videos y escuchar predicaciones de pastores que muchos llaman hoy peyorativamente «neo-calvinistas», pero recuerdo como han hecho que mi corazón ardiera como los discípulos del camino de Emmaús (y aún me siguen bendiciendo).  Pastores que han influido en América Latina, poniendo las doctrinas de la gracia en nuestras mentes, antiguamente plagadas de decisionismo y debilitadas por nociones incompletas del evangelio. ¡Cómo han enseñado estos hombres la soberanía de Dios a nuestro pueblo! Jamás hubiera imaginado que carismáticos que sólo estaban en la confusión doctrinal con prácticas aberrantes, abrazaran la sana doctrina para exclamar: -¡Sólo a Dios la Gloria! Cuantos jóvenes han sido arrancados de su pecaminosidad y de vivir para el mundo para que ahora digan: ¡Mi vida es Cristo! Muchos pastores y hombres de fe que hicieron posible esto en nuestra América Latina, ahora son etiquetados como insectos, y puestos en el frasco de neo-calvinistas.

-¿Usted está queriendo decir que estos hombres no tienen fallas, o que debemos tolerar sus desvíos doctrinales porque hicieron algo bueno para el evangelio? No, no estoy diciendo eso. No podemos encontrar «toda la verdad» en los hombres, sino en la Palabra de Dios. Según Hebreos 13:7 debemos imitarlos en lo que haya sido bíblico, y en lo que no, no.

Mi punto es que muchos, cuyos ministerios han sido pasivos para impactar con la Reforma, (al menos a nuestra Latinoamérica), ahora entran en un crítica despiadada (aunque disfrazada de caridad) contra tales hermanos. Buscan cazarlos cada momento en algún dicho, frase, o gesto, (según recuerdo esta era la triste práctica de los fariseos en Mateo 22:15). Cuando se tiene un ministerio poco fructífero , algunos buscan en la apologética las hojas de higuera para tapar su desnudez. Como dice el texto del comienzo «se glorían en otros«, y  la forma de hacerlo es exponer los errores de otros hermanos (o a veces supuestos errores), ¡pues no tienen nada de qué contentarse con su obra! Estos insistirán en ganar adeptos por las redes sociales, escribiendo artículos y libros, con hambre apologético desmedido.

C.H. Spurgeon dijo: «Quieres mostrar que una caña está torcida, pon una derecha a su lado».  

Me parece que esta es la situación de muchos «insectólogos», al no tener una caña derecha que mostrar, pasan todo el día criticando lo que ellos consideran «cañas torcidas». Yo les diría: ¿Hermanos que esperáis con vuestra actitud? ¿Pensáis que al llegar al cielo Cristo os dará una corona por haber abofeteado públicamente a tus hermanos en la tierr, bajo la bandera de la verdad doctrinal? ¿Eres conocido por ser un gran sembrador de la Palabra, o por ser un especialista en arrancar la cizaña del trigo? ¡Ten cuidado que en tu afán apologético de quitar la cizaña, no estés arrancando el trigo y siendo de tropiezo a muchos pequeñitos en Cristo! (Mateo 13:28-29, Lucas 17:2).

Hermanos, yo creo que la apologética ocupa un lugar, pero un justo lugar en nuestro ministerio. La falta de juicio sobre nosotros mismos, nos hace ser desmedidamente apologéticos (2da Corintios 10:12) y arremeter contra todo el mundo. Olvidamos que el Señor nos perdonó una deuda que nunca hubiéramos podido pagar ¿Por qué pues agarramos del cuello a otros hermanos, a veces sutilmente y otras veces tan despiadado como la parábola? (Mateo 18:28).

Hace falta un equilibrio en  esta Reforma, de modo que, por supuesto, los desvíos y el error se denuncien bíblicamente, pero que a su vez haya caridad con los que son hermanos.

¿Quieres transformarte en un insectólogo? Bien. Pasarás la vida discutiendo, antes que predicando. Amargarás a tu familia, a tu iglesia, y a tu propia vida.

Sigue a Cristo, al manso y humilde de corazón (Mateo 11:29). Si consideras que tu hermano está en un supuesto error, muéstrale tu correcta fe por tus obras (Santiago 2:18). Muchas veces Dios ha utilizado a siervos no por sus errores, sino a pesar de sus errores. ¿Acaso no los tenemos también en nuestra propia vida?

1Corintios 3:13 la obra de cada uno será manifestada; porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba. 14 Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.

Alejandro Riff