Ecumenismo: Cuando sacrificas la Verdad por el Amor

El ecumenismo tiene como propósito restaurar la unidad de confesiones cristianas disímiles, separadas por diferencias doctrinales, de práctica e historia. Específicamente nos referimos a la unión entre católicos y evangélicos. Más aún, es la tentativa de unidad entre quienes son creyentes renacidos y los que no lo son.

Este es un tipo de unidad engañosa, donde cada vez más pastores e iglesias evangélicas se ven seducidos a «considerar hermanos de una misma fe» a los católicos romanos.

Mesas de diálogos y reuniones conjuntas se llevan a cabo para este «acercamiento», donde todos respetan sus posiciones y todo se hace y dice en un clima de «paz y amor».

Desde el punto de vista humano parece algo loable, pero desde el punto de vista bíblico este es un viejo engaño que pervierte el Evangelio de Cristo.

Refutamos 5 objeciones comunes de aquellos que defienden la unión ecuménica:

1- ¿Cristo no oró acaso por la unidad de su iglesia?

La respuesta es sí, Cristo oró por la unidad de su iglesia en Juan capítulo 17, pero esta unidad no es solo «en el amor», sino en la Verdad.
Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.
Evangélicos y católicos no comparten la misma verdad. Es más, el catolicismo posee un falso evangelio de obras, además de prácticas idólatras y herejías.

2- ¿No podemos dejar «nuestras diferencias» en pro del amor?

No, no podemos sacrificar la verdad en pro del amor. Verdad y amor son inseparables.

No es amor de Dios aquel que deja de lado la verdad de Dios.

Efesios 4:15 sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todas las cosas en aquel que es la cabeza, Cristo.

3- ¿No es falta de amor no estar unidos con los católicos?

No, el amor por los católicos no consiste en tolerar sus errores y callar ante un concepto desviado de la salvación, sino justamente en predicarles el Evangelio de salvación «solo por fe», el verdadero Evangelio que los librará de la condenación eterna. Si te unes a ellos bajo el lema: «somos lo mismo», luego no le podrás predicar la salvación ni señalar sus errores graves que llevan a la distorsión del Evangelio.
1Corintios 13:6 (el amor) no se goza de la injusticia, sino que se goza de la verdad.

Cuando te unes con el error, ya no puedes predicar más en contra de él.

4- ¿Pero acaso no creemos en el mismo Dios?

Quizá parezca el mismo Dios y que la creencia de la Trinidad y la encarnación de Cristo sea similar, pero definitivamente no creemos en el mismo plan de salvación. La Reforma protestante del siglo XVI dejó en claro con Martín Lutero que el problema con los católicos no es que niegan la fe en las cosas mencionadas, sino que ponen las obras a la par de la fe para salvación. Entonces ya no es «solo la gracia», «solo Cristo» o «solo la Fe» (solas de la Reforma) lo necesario para salvarse, sino también el mérito propio el cual Dios desprecia (Efesios 2:9). La iglesia católica tienen un mal entendimiento de la salvación al igual que los Gálatas. A esta mezcla de fe y obras Pablo lo definió como «otro evangelio». Y las personas que estén bajo esta enseñanza errónea en la iglesia católica no pueden ser salvos, ya que no dependen de la obra exclusiva de Cristo en la cruz del calvario, sino que confían en sí mismos y en los ritos del catolicismo.

5 – ¿No son mínimas las diferencias que nos separan?

No, aparte de lo ya mencionado de «otro evangelio» (lo cual sería motivo suficiente para no tener unidad con los católicos) le sumamos lo siguiente.

Los fieles de la iglesia católica ponen a María como mediadora al pedirle que ruegue por ellos en el momento de la muerte. Cuando solo Cristo es el mediador entre Dios y el hombre (1 Timoteo 2:5).
Le ruegan a los santos, y hacen largas procesiones, llevándolos de un lado a otro, quebrantando no solo el segundo mandamiento de Éxodo 20 (no te harás imágenes), sino que le atribuyen todo poder y omnipresencia a muchos santos/vírgenes (atributo que le corresponde solo a Dios).
El bautismo en agua de la iglesia católica es para salvación (contrario a la fe evangélica que es para testimonio).
La «eucaristía» de la iglesia católica es un acto supersticioso que nada tiene que ver con la recordación de la Cena del Señor que hacemos los evangélicos.

Otras muchas prácticas, falsas doctrinas y supersticiones están asociadas al catolicismo, pero no podemos tratarlas todas ahora.

¿Por qué muchos pastores ceden a la posición ecuménica?

Es porque ya han comprometido la verdad del evangelio mucho antes de caer en el ecumenismo. Han cedido desde hace tiempo a lo que la gente le gusta oír, antes que lo que dice Dios en su Palabra. La denuncia del pecado se volvió débil, la predicación de la cruz fue sustituido por discursos motivacionales.

Antes de caer en el ecumenismo, se cae en el humanismo.

El humanismo en la iglesia es un paraguas de «tolerancia» donde no se corrige el pecado, se evita la confrontación bíblica y se ajustan las actividades para hacer sentir cómoda la gente antes de llevarla al arrepentimiento y la santidad. Cuando desde el púlpito se han borrado las líneas divisorias entre lo santo y lo profano (comp. Levítico 10:10), lo bíblico y lo mundano, la consecuencia lógica es que se vea la unión ecuménica con buenos ojos. Cuando se ha perdido el discernimiento bíblico y la lealtad más alta que Cristo merece, tristemente el ecumenismo tendrá cabida en la iglesia, y esa unión prohibida será su propia ruina espiritual.

No os juntéis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?  ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo el templo de Dios con los ídolos?
(2Corintios 6:14-16)


Foto de portada: Audiencia Con El Papa 05/10/2017 © L´Osservatore Romano
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Alejandro Riff