Ciertamente, hay predicaciones actuales que son herejías descaradas (pedidos de dinero, manipulación sicológica etc.), pero otras son, digamos, un poco más disimuladas en su nocividad. Hay predicaciones que son una ofensa a la Palabra de Dios, no tanto por lo que dicen, sino por lo que dejan de decir. ¡Vender agua no está mal, lo malo es vender agua a la gente diciéndole que es leche!
Cuando un predicador toma la leche espiritual de la Palabra (1 Pedro 2.2), pero al predicarla la diluye en un mar de anécdotas y experiencias, es culpable de adulterarla. O si en vez de exponer el pasaje y conectarlo con Cristo, lo conecta solo con la experiencia de la gente, es culpable también de traición al evangelio. Las predicaciones motivacionales son uno de los enemigos más discretos del evangelio. La gente se ha acostumbrado a mensajes de aliento sin profundidad espiritual, pero lo peor, sin la conexión con la cruz de Cristo.
¿COMO IDENTIFICAR LAS PREDICACIONES MOTIVACIONALES?
Un tela amarillenta en medio de telas negras se verá como blanca, pero si comparas esa tela amarillenta con la blancura de telas perfectamente lavadas allí te darás cuenta de la diferencia de tonalidades. Si nunca has leído predicaciones de los creyentes antiguos de la era puritana o de la Reforma, y nunca las comparaste con la predicación evangélica promedio actual, por supuesto que tu trozo de tela amarilla parecerá blanco entre tus manos, y no verás nada de malo en ello. Incluso, te invito a leer las predicaciones de los apóstoles en el libro de los Hechos, quizá puedas comparar su radiante blancura con el amarillo ocre de la predicación motivacional de nuestros días.
Las predicaciones motivacionales tienen todas un mismo patrón, que se repite una y otra vez como el estribillo de una canción:
1- Se escoge un pasaje (por lo general una historia del Antiguo Testamento, del libro de Hechos, un milagro de Jesús, etc.)
2- El predicador lee el pasaje… y minutos después (sin mucha introducción histórica) empieza a contextualizarlo con la vida de los oyentes
Algunos ejemplos:
-Si no eres persistente como Jacob en su lucha contra el ángel, no heredarás las bendiciones de Dios.
-Si no crees en la profecía que se menciona en Malaquías, Dios no abrirá la puerta de los cielos para bendecirte.
-Si eres valiente como David, el Diablo no podrá hacerte frente (ni llevará a tus hijos a la droga, ni destruirá tu matrimonio etc.).
-Si tienes la misma fe que los cuatro amigos que llevaron el paralítico en camilla a Jesús, podrás ser de bendición a otros.
-Si no edificas muros espirituales como las murallas que hizo Israel en los tiempos de Esdras, estarás desprotegido ante la influencia del mundo.
Y así se van repitiendo las contextualizaciones una y otra vez. La gente sale del auditorio diciendo… ¿Vez? ¡Me iba mal en esta área de mi vida porque no hacía esto que dice la Biblia! Ahora que lo sé voy a cambiar mi vida, confiar más en Dios, colaborar más con la iglesia etc.
3-Si al mensaje motivacional lo acompañamos con “buena música» y ponemos a un «animador» de alabanzas, el círculo de bienestar se cierra completo.
Y así, miles son calentados al fuego de la predicación motivacional, aunque ignoran que eso no es el evangelio. Se conforman con prédicas que tienen «una remota conexión con Cristo», pero eso sí, ¡una gran conexión con sus vivencias! Cuando alguna persona se cansa de estas hojas secas, definitivamente es una oveja que de alguna forma probó el pasto fresco del evangelio y le gustó. O por decirlo con la comparación anterior, vio telas blancas y resplandecientes de la Palabra de Dios y ya no le da valor a la amarillenta prédica motivacional que viste de forma tan opaca.
¿A DÓNDE TE CONDUCE LAS PREDICACIONES MOTIVACIONALES?
Te causan una falsa fidelidad y una vida cristiana superficial. Siempre serás un niño movido por sentimientos bajo esta forma de predicación. Desconocerás la profundidad de las inescrutables riquezas de Cristo (Efesios 3:8). Te acostumbrarás a comer migajas como un mendigo espiritual, en vez de sentarte a la mesa con los hijos y disfrutar de los manjares que Dios preparó para Su familia. Pero lo más terrible de las predicaciones motivacionales, no es solo a dónde te conduce, sino que no glorifica a Cristo. Un predicador puede hablar del arrepentimiento de pecados y de la cruz, como decimos, «de pasada», pero sin exponer las grandes doctrinas de la justificación, el estado del hombre, la redención, la regeneración o el nuevo nacimiento. Las grandes doctrinas de la fe serán pasadas por alto en las predicaciones motivacionales, y, en cambio, el foco será en tus vivencias y el cumplimiento de las promesas en retribución de lo que tú puedes hacer por Dios. La predicación Bíblica dedica mayor tiempo a exaltar quién es Él, pero la motivacional se centra en lo que tú debes o puedes hacer. La predicación Bíblica te acerca más a Dios, porque le da gloria a Él; sin embargo, la predicación motivacional te provoca una «motivacional dependencia» del pastor que predica.
EL PELIGRO DE UNA IGLESIA MANTENIDA POR PREDICACIONES MOTIVACIONALES
La iglesia debe ser un claro letrero (tipo flecha de señal de tránsito) que apunte a Cristo y no al hombre. Los predicadores motivacionales tienen diferentes grados de alejamiento de la verdad. El algún momento las almas dejan de ser guiadas al paraíso por medio de la cruz para ser guiadas al mundo de la autosuperación, y como destino final el infierno. El evangelio es tan difuso en muchas predicaciones motivacionales que dudo que el Espíritu Santo pueda bendecir algo de su Palabra, pues está en cierta manera ausente en su desarrollo. El vacío teológico en las predicaciones, tanto como en las canciones que acompañan, produce raquitismo espiritual. Las personas pueden hablar a otros por horas de las bendiciones de Dios que recibieron, pero no pueden articular el evangelio ni explicarlo en sus partes más sencillas. La doctrina de la justificación, o la muerte sustituta de Cristo son cosas extrañas para ellos. Se habla de un «recibir a Jesús», pero se explica poco y nada de su persona, su deidad, su poder, su señorío, su eternidad. Se recibe a un Jesús por el área de la motivación, ¿pero es este el mismo Jesús que murió y resucitó conforme a las Escrituras como decía el apóstol Pablo? (1 Corintios 15: 3 y 4). La iglesia, según 1 Timoteo 3.15 debe ser «columna y sostén de la verdad». Si una iglesia tolera cada semana que la verdad de Dios sea diluida por medio de un predicador motivacional, me pregunto si sigue teniendo la categoría de iglesia, pues no está cumpliendo con uno de sus principales propósitos.
¿PERO ACASO NO HAY VERDADERAS MOTIVACIONES DE LA PALABRA DE DIOS?
Bueno, ese el punto, tiene que partir de la predicación expositiva de la Biblia, y no de contextualizaciones huecas. La motivación espiritual y verdadera no viene sin antes pasar por la cruz. Pedro le dijo a Jesús que «evite ir a la cruz» (Mateo 16:22) y la reacción de Jesús ante Pedro fue: «-Apártate de mí, Satanás» (V.23). Breve tiempo atrás Pedro le dijo a Jesús: «-Tú este eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente» (Mateo 16:16). Pero ahora Pedro quería a un Cristo sin su cruz, ¡imposible! De la misma forma, aquella predicación motivacional y halagadora de la carne que no denuncia el pecado y baja a Cristo de la cruz para presentarlo solo como el «dador de bendiciones» es satanismo del más grande. Decía Charles Spurgeon, predicador del siglo XIX: «-Predicar a Cristo sin la cruz es entregarlo (como Judas) con un beso». Los amistosos predicadores motivacionales son una alta traición al evangelio; muestran «apariencia de piedad» pero niegan la eficacia de ella (2 Timoteo 3:5).
El apóstol Pablo insistía con predicar a Cristo y su cruz:
1Co 1:23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura;
1Co 2:2 Porque me propuse no saber cosa alguna entre vosotros, sino a Jesucristo, y a este crucificado.
Gál 3:1 ¡Oh gálatas insensatos! ¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad, ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado crucificado entre vosotros?
Gál 6:14 Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.
La verdadera motivación de los creyentes primero es ser crucificados juntamente con Cristo, para después, como el Señor resucitó, andemos en novedad de vida. La predicación fiel a la Biblia no es decirles a las personas: «-Tu eres un campeón, naciste para triunfar», sino: «-Ve a la cruz y muere a tus deseos ególatras, y sigue a Cristo en humildad». La vida no consiste en cumplir tus metas, sino en cumplir Sus metas. La Biblia no se trata de ti, sino que se trata de Él. Nuestra verdadera motivación es Su gloria; y esto ¡verdaderamente llena nuestra alma!
CONCLUSIÓN
La predicación motivacional «saltea la cruz», y en ese salto llevará a muchos al infierno. Para el predicador motivacional la cruz le es tropiezo, un escándalo, prefiere arrullar a una multitud dormida bajo su entusiasmo antes que estos sean despertados con el clarín del evangelio. Por eso, hoy en día, nos encontramos con miles de cristianos nominales sin la vida del Espíritu Santo ni conocimiento del evangelio (aunque hablen mucho del Espíritu Santo). Involucrados en los mismos pecados una y otra vez, movidos solo con el motor de su orgullo y buenas intenciones, necesitan cada semana la inyección motivacional para seguir llevando una vida espiritual hipócrita. Necesita algo que tranquilice sus atormentadas conciencias (por la falta de reconciliación con Dios) y que los inste a seguir adelante sin entregar sus pecados. Esto es una falsa religión que no los conducirá a ningún lado.
Amigo/a: ¿A quién escuchas cada semana? ¿Es alguien que abre las Escrituras para hablar de Cristo como tema central? ¿Has crecido en santidad y en el conocimiento de Dios? ¿Has aprendido a ver a Cristo en las páginas de la Biblia?
Muchos predicadores motivacionales serán juzgados en el día del juicio como malos obreros, pero también sus oidores serán culpables, pues «no amaron la verdad», sino que consintieron en el engaño.
2 Tesalonicenses 2:10 y con todo engaño de iniquidad en los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos.
¡Dios te libre de eso! ¡Despierta en el nombre de Cristo y escapa de la peligrosa predicación motivacional!
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