Decisionismo vs. Fe

Decisionismo vs. Fe

Origen del Decisionismo

Charles G. Finney, un precursor clave del decisionismo en el siglo XIX, desafió las enseñanzas fundamentales de la Reforma sobre la depravación humana y la salvación por gracia. Introdujo métodos evangelísticos que ponían énfasis en la decisión individual como mecanismo para asegurar la salvación, a través de actos específicos como pasar al frente o decir una oración. Este enfoque promovió conversiones superficiales y el aumento de miembros de iglesia no genuinos, contribuyendo a una apostasía contemporánea y alentando un cristianismo nominal desprovisto de una transformación regenerativa auténtica.

En la actualidad, este legado persiste como un desafío significativo dentro del cristianismo, especialmente evidente en las prácticas evangelísticas que enfatizan la decisión personal como el acto central de la salvación. La acción voluntaria del individuo, marcada por gestos simbólicos como levantar la mano o pasar al frente durante un servicio religioso, se promueve erróneamente como suficiente para asegurar una conversión genuina, perpetuando la tendencia del decisionismo que Finney popularizó, y enfrentándonos al desafío de discernir entre una fe auténtica y una superficial en el contexto contemporáneo.

La Falacia del Decisionismo

El problema radica en que este enfoque se centra excesivamente en el ser humano, proclamando que «el hombre acepta a Cristo» y «el hombre es el que decide», desplazando así el verdadero corazón del evangelio. Esta visión contradice las enseñanzas fundamentales del cristianismo, según las cuales la salvación es un don de la gracia de Dios, no el resultado de nuestros propios esfuerzos o decisiones. La fe cristiana sostiene que el ser humano está incapacitado para salvarse a sí mismo debido a su total depravación y que es Dios quien, soberanamente, elige, llama, regenera, justifica, y preserva al creyente1Ver «ordo salutis» en teología reformada..

El pastor Paul Washer hace una referencia a lo que fue el decisionismo del siglo pasado:

Billy Graham tenía un programa por muchos años llamado “La Hora de Decisión.” Entonces ahora tenemos millones de personas que han hecho su decisión y todavía están perdidos. Billy Graham mismo dijo: ‘Si solamente 5% de todas las personas que han hecho su decisión en mis campañas, si solamente 5% de ellos son creyentes voy a estar feliz. Entonces yo le diría a Billy Graham: ¿Por qué no cambiaste tu manera de predicar entonces?”2Extraído de «Teología en Llamas», https://teologiaenllamas.com/2018/02/23/mis-preocupaciones-sobre-billy-graham/

El decisionismo promueve la ilusión de ofrecer a las personas un boleto falso hacia el cielo, sugiriendo que una simple acción o decisión personal es suficiente para garantizar la salvación. Esta perspectiva reduce la complejidad de la fe y la transformación espiritual a un mero gesto, engañando a muchos con la promesa de un acceso directo al paraíso sin el profundo compromiso y cambio de vida que la auténtica conversión requiere.

La Verdad del Evangelio: Arrepentimiento y Fe

Al examinar las predicaciones de los apóstoles y evangelistas en el Nuevo Testamento, encontramos un llamado constante al arrepentimiento y la fe, y no a «aceptar a Cristo». Por ejemplo, en la primera gran predicación de la iglesia primitiva, Pedro no insta a la multitud a «aceptar a Cristo», sino a «arrepentirse» (Hechos 3:19). Esta distinción no es meramente semántica; revela una profunda diferencia teológica. La invitación del evangelio no es a una aceptación superficial impulsada por la presión psicológica, sino a creer genuinamente en Cristo, un acto de fe que es posible únicamente por la gracia de Dios y la revelación de su Palabra (Romanos 10:17).

Fidelidad al Mensaje Bíblico

Por tanto, el verdadero llamado del evangelio no se centra en la decisión humana, sino en la respuesta de fe y arrepentimiento frente a la iniciativa divina. Es un llamado a reconocer nuestra incapacidad para alcanzar la salvación por nuestros propios medios y a confiar plenamente en la obra completada por Cristo en la cruz. Este mensaje, fundamentado en la soberanía de Dios y su gracia redentora, debe ser el núcleo de nuestra predicación, para que seamos fieles al verdadero evangelio, que, al igual que Dios, no cambia ni varía (Santiago 1:17).

Conclusión: Retorno al Evangelio Auténtico

En este tiempo de discursos humanistas y búsqueda de autosuperación, es crucial recordar y proclamar las verdaderas bases Escriturales que sustentan la doctrina de la salvación, la soteriología3Ver Doctrinas de la Gracia en teología reformada., como la piedra angular de nuestra fe. Frente a la dilución de la doctrina en la iglesia contemporánea, debemos esforzarnos por retener y enseñar el antiguo evangelio, asegurándonos de que nuestras bases no estén contaminadas por el discurso humanista de la época. Solo así podremos confrontar a las almas con la Palabra de Dios, llamándolas al verdadero arrepentimiento de pecados y a la fe en la persona y obra de Cristo, la única base para una salvación auténtica y eterna.

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Alejandro Riff