El Evangelio «terapéutico» de nuestros días

El Evangelio «terapéutico» de nuestros días

 

La psicología moderna, actualmente entrelazada con el cristianismo, transforma las iglesias en centros terapéuticos para la rehabilitación de pecadores.

Se fabrican clichés a partir de versículos sacados de su contexto original, como Mateo 11:28: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar». Estos son usados para promover una versión de «evangelio social» que propone a las almas un cojín de confort antes de confrontarlas con la cruz de Cristo.

Algunos podrían preguntarse: ¿No deberíamos hacer el bien?

Gálatas 6:10 Así que, entretanto que tenemos tiempo, hagamos bien a todos, y mayormente a los domésticos de la fe.

Naturalmente, hacer el bien es un fruto de la vida cristiana. Sin embargo, las obras de caridad no deberían suplantar al evangelio ni ser una excusa para minimizar la cruda verdad de que todo pecador, en su estado actual, es enemigo de Dios.

Existe una interpretación incorrecta y ampliamente extendida del pasaje de Lucas: 18 y 19, sobre quiénes son los «pobres, quebrantados, cautivos, ciegos y oprimidos».

El siguiente fragmento, extraído del libro de Ray Comfort (Dios Tiene un Plan Maravilloso para Tu Vida), dilucida cómo la iglesia ha errado en este asunto del «evangelio social».

¡Vale la pena prestar atención a estas palabras, provenientes de un predicador al aire libre como lo es Comfort!

 

¿Para Quién Es el Evangelio?

Limitamos nuestros esfuerzos evangelísticos cuando los anunciamos como un esfuerzo por “alcanzar con las Buenas Nuevas a los lastimados y necesitados.”

Permítanme ilustrar aún mejor este malentendido común con una cita de otra publicación moderna:

Tú desearás estar donde está el Señor. Y Él pasa Su tiempo con los que están dolidos.Al principio de Su ministerio, Jesús citó a Isaías para describir la obra que Él había sido llamado a realizar: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18,19). . . De modo que entre más busques a Dios, más profundizarás en un mundo repleto de gente dolida.

De ninguna manera estoy cuestionando la sinceridad del autor, pero yo creo que está perpetuando una confusión común respecto a los que Cristo quiso comunicar cuando citó Isaías 61:1,2.

Nosotros vivimos en una cultura “terapéutica” que le asigna un alto valor a la sensación de bienestar, autoestima y autorealización.

Consecuentemente, cuando vemos palabras como “pobre,” “quebrantados de corazón” y “oprimidos,” pensamos en personas asediadas por las circunstancias de la vida, sea por la pobreza, el divorcio, la adicción o la enfermedad. Sin embargo, Jesús está hablando principalmente en términos espirituales.

Según Lucas 4:18,19, el resumen de Jesús indicaría que el evangelio es para las siguientes personas:

■ Los pobres

■ Los quebrantados de corazón

■ Los cautivos

■ Los ciegos

■ Los oprimidos

Cuando Jesús habla de los pobres, no se refiere necesariamente a los que carecen de recursos financieros. Más bien se está refiriendo a los “pobres en espíritu” (Mateo 5:3)—aquellos que son mansos, humildes. Estos son los bienaventurados a los cuales pertenece el reino de los Cielos: los que saben que carecen por completo de justicia. En su comentario sobre Lucas 4:14–30, Matthew Henry escribe: Observa . . . a quienes había de predicar: a los pobres; a aquellos que eran pobres en el mundo; a quienes los doctores judíos menospreciaban como indignos de ser instruidos y de quienes hablaban con desprecio; a aquellos que eran pobres en espíritu, a los mansos y humildes y a aquellos que mostraban verdadero pesar por su pecado (énfasis en el original).

Cuando Jesús habla de los quebrantados de corazón, no se refiere a aquellas personas desdichadas cuyos corazones sufren porque han sido traicionados por un amante, sino a los que, como Pedro e Isaías, estaban contritos y angustiados por su pecado. En la gran oración de confesión de David, él comprendía que los sacrificios que Dios desea son el “espíritu quebrantado, y el corazón contrito y humillado” (Salmo 51:17). En las palabras de Matthew Henry, “[Cristo] fue enviado a sanar a los quebrantados de corazón . . . para dar paz a los atribulados y humillados por sus pecados, . . . y para traerles reposo a los que estaban trabajados y cargados bajo el peso de la culpa y la corrupción.”

Los cautivos son aquellos que “son cautivos [del diablo] para hacer su voluntad” (2 Timoteo 2:26).

Los ciegos son aquellos “en los cuales el dios de este siglo cegó . . . [a] la luz del evangelio de la gloria de Cristo” (2 Corintios 4:4).

Los oprimidos son aquellos que son “oprimidos por el diablo” (Hechos 10:38). En otras palabras, Jesús vino a predicar las buenas nuevas del perdón de Dios a aquellos que reconocen su pobreza espiritual y que están quebrantados por la conciencia de que han pecado contra un Dios justo y santo. Con eso no estamos diciendo que Jesús no ministró a aquellos que se encontraban acosados por las circunstancias de la vida—pero Su mensaje no era exclusivamente para esas personas, y la libertad que Él ofrecía no era una libertad de las dificultades de la vida.

De nuevo, el evangelio no se limita a personas dolidas, con vidas arruinadas y pesares. Es necesario mostrarle, tanto a la gente dolida como a la gente feliz, su estado pecaminoso delante de Dios para que busquen la justicia que es en Cristo.

Un ateo, comprensiblemente confundido por el mensaje de “mejora tu vida,” observó: “En una iglesia que visité, se les pidió a algunas personas que escribieran cómo se sentían antes y después de llegar a ser cristianos. Dijeron cosas como ‘tinieblas y luz,’ ‘solitario y acompañado,’ lo cual hizo que yo me preguntara: ¿Es un prerrequisito la depresión o la soledad o la desesperanza para poder encontrar a Dios? ¿Estas personas creían que otros que aún no encontraban a Dios estaban perdidos, asustados o desdichados? ¿Tengo yo que pasar por alguna especie de trauma o crisis para poder descubrir algún sentido supremo?

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Dios Tiene un Plan Maravilloso para Tu Vida: © 2010 por Ray Comfort.

Alejandro Riff