El calvario está siendo robado de su gloria

Hace casi 150 años el conocido pastor bautista de Londres Charles Spurgeon decía lo siguiente:

«Vivimos en tiempos peligrosos: estamos pasando por un período muy lleno de incidentes; el mundo cristiano está convulsionando; existe una gran agitación de las fundaciones antiguas de la fe; un gran cambio de las antiguas enseñanzas. La Biblia es hecha hablar hoy en un lenguaje cual nuestros antepasados no entenderían. Las enseñanzas del Evangelio, la proclamación cuál hizo a los hombres temer el pecado, y tener pavor de la eternidad, están siendo olvidadas. El Calvario está siendo robado de su gloria, el pecado de su terror, y es dicho que estamos evolucionando hacia el reinado del sentimentalismo vigoroso y bendecido, en cual el cielo y en la tierra, Dios y el hombre han de ser una pila de emociones sensacionales; ¿pero en el proceso de evolución no está el poder del evangelio debilitado? ¿Acaso no están nuestras capillas vacías? ¿No existe entre los hombres una gran indiferencia hacia las reclamaciones de Cristo? ¿Acaso no han sido las teorías de evolución dañinas en su efecto sobre este siglo? ¿Adónde está el entusiasmo ardiente por la salvación de los hombres cual se notaba en la No-conformidad del pasado? ¿Adónde está el entusiasmo noble que hizo héroes y martirios por la verdad? ¿Adónde está la fuerza que cargó la No-conformidad adelante como una gran avalancha? Ay, ¿adónde?»

 
Estas palabras son vigentes hoy en la degradación del cristianismo mal llamado «evangélico».
Las librerías cristianas pobladas de libros de «filosofía humana» ocupan el lugar de sanos estudios bíblicos.
El «sentimentalismo» (como dice) y las «emociones sensacionales» agitadas por los extravagantes predicadores  de nuestro tiempo,  dejan el mensaje del calvario de lado, y la gloria de Cristo es menospreciada:  «El calvario está siendo robado de su gloria» decía C.S.
Se insta a los hombres a reclamar: sanidad, liberación, prosperidad…
¿Pero qué de las reclamaciones de Cristo al pecador?
Los escenarios cristianos se han llenado de mentirosos, aclamados por las grandes masas, que no buscan al Dios de la Biblia, sino al «dios de sus vientres», es decir a los que satisfaga sus deseos carnales.
Romanos 16:18 Porque los tales no sirven al Señor nuestro Jesucristo, sino a sus vientres; y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de los simples.
¿Apóstoles y profetas? Títulos arrogantes necesarios para aquellos que no se contentan con ser  solo «siervos de Cristo» (Rom 1:1, Tit 1:1, Sgo 1:1, 2Pe 1:1, Jud 1:1).
A veces me pregunto ¿hasta qué grado de degradación espiritual puede caer mi querida América Latina?
El carismatismo piensa estar pisando el cielo, cuando en realidad están preparando las masas para el mismo infierno.
No hay evangelio de verdad si no se predica la cruz de Cristo.
Prédicas vacías de la Palabra,  desmayos de personas, revoleos de saco, venta de amuletos, juego con luces y música psicodélicas, danzarinas en la plataforma, son humo irritante a los ojos de Dios., fuego extraño que arde todo el día (Isaías 65:5).
América latina sería libre del engaño, si tan solo leyeran la Palabra de Dios, lisa y llanamente.
En cada estadio, campaña, libro, púlpito «evangélico»: «El calvario está siendo robado de su gloria»
Que Dios levante antes de la venida de Cristo, siervos que le honren y le den gloria en sus predicaciones.
 
Predicar a Cristo sin su cruz es entregarlo con un beso.
-Charles Spurgeon
Alejandro Riff