Los niños en el jardín de infantes aprenden por medio de la repetición. ¡y hasta les encanta hacerlo! La maestra dice algo y ellos responden en eco con una gran sonrisa. Es normal para la edad y es la forma de aprender de los niños en sus primeros anos de infancia.
Ahora, sería extraño y preocupante que los alumnos en la universidad hicieran esto con sus profesores. Si pasara esto, lo atribuiríamos a una especie de retraso mental o que quedaron en un estado de niñez permanente en la que nunca maduraron. De hecho, esto no ocurre en la realidad de la enseñanza adulta. ¡Sería un disparate ver algo así en las cátedras universitarias!
Pero extrañamente esto sí ocurre en algunas iglesias evangélicas. El pastor dice algo como: ¡Repita conmigo ahora! Y vemos que la congregación repite una y otra vez lo que el pastor les dice que digan.
¿Se dará cuenta esta gente de que la están tratando como a niños del jardín de infantes? Posiblemente no. Después de todo es más fácil robarle dinero a un niño que a un adulto; los niños son manipulables y estos predicadores corruptos lo saben, por eso tratan a la congregación como a niños y lo mantienen en una ignorancia bíblica.
La repetición es usada por políticos para arrear multitudes, es utilizada por los líderes de sectas como técnica de manipulación, pero un maestro bíblico fiel no necesita de estos ardides, sino que la confianza está en exponer la Palabra de Dios.
A veces se dice que mucha gente sincera utiliza esta técnica, pero me pregunto si esa gente está «sinceramente comprometida con una predicación bíblica» como para tener que valerse de estas estratagemas baratas. Un siervo del Señor no manipula, predica a tiempo y fuera tiempo (2 Timoteo 4:2).
Si estás en una iglesia donde el predicador te hace repetir cosas, déjame decirte que corres un grave peligro de manipulación. Nunca crecerás espiritualmente, no habrá un conocimiento bíblico sólido y estarás muy lejos de lo que el apóstol Pablo dice respecto a nuestro modelo de estatura espiritual que es Cristo: «hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.» (Efesio 4:13).
Recuerda, cuando alguien te diga desde el púlpito: «Repite conmigo», te estará condenando a una vida de permanente niñez espiritual. ¿Realmente quieres eso? Espero que no.
¡Dios te llama en su Palabra a dejar ese engaño y a procurar una forma cristiana de pensar adulta!
Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar, sino sed niños en la malicia,
pero maduros en la manera de pensar. (1Corintios 14:20)
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