La «doctrina reformada» explicada en forma sencilla

La «doctrina reformada» explicada en forma sencilla

No pretendo explicar en este breve escrito lo que es la «doctrina reformada» en sí, pues llevaría mucho tiempo, pero sí dar un indicio de qué trata. Especialmente quiero facilitar al lector «que busca» una explicación sencilla, ya que su interés seguramente ha sido despertado por varios mensajes de «predicadores reformados» que ponen sus prédicas en redes sociales, además de citas biográficas de Calvino, Lutero, otros reformadores, incluyendo a los puritanos del siglo XVII.

Para hacerlo más sencillo para el lector, realizaremos un «ping-pong» de preguntas y respuestas, de modo que se explique todo de manera concisa.

1. ¿Es la doctrina reformada una doctrina nueva?

No, es una doctrina antigua, el evangelio antiguo de todos los tiempos. En el siglo XVI, la iglesia católica engañaba a las almas (y no es muy diferente hoy en día), haciéndoles creer que la salvación se podía comprar (venta de indulgencias) o ganar con obras. Además, la gente no tenía acceso a la Biblia, que solo estaba en sus idiomas originales y en la traducción latina llamada «La Vulgata». ¿Conclusión? La gente estaba sumida en la oscuridad, sin el mensaje de la gracia de Dios en Cristo y sin las Escrituras en su propio idioma.

Dios levantó a un hombre llamado Martín Lutero para denunciar ese engaño, proclamando que la salvación es solo por gracia, por medio del favor inmerecido de Dios, y que solo la fe puede apropiarse de los beneficios de la salvación obtenida por Cristo en la cruz. Martín Lutero dio inicio a la Reforma, y lo siguieron cientos de hombres que no solo volvieron a las bases del antiguo evangelio, sino que también tradujeron la Biblia a los distintos idiomas de aquella época, poniendo en manos del pueblo el tesoro de la Palabra de Dios, fuente de luz y salvación, que muestra la vida eterna a través de Jesucristo.

Si Lutero fue el iniciador, Juan Calvino, por otro lado, fue el continuador y «el teólogo» por excelencia de la Reforma protestante. De ahí que un sinónimo de doctrina reformada sea «calvinismo», aunque no es del todo correcto, ya que las grandes confesiones de fe reformadas del siglo XVII surgieron después de la muerte de Calvino (aunque él dejó un legado teológico fundamental para ello).

2. ¿Qué documentos históricos sustentan la doctrina reformada?

Las confesiones de fe son documentos elaborados por numerosos hombres e iglesias que quisieron dejar por escrito, como guía para las nuevas generaciones, una verdad resumida de lo que es la verdadera fe cristiana, para prevenir los errores y herejías presentes y futuras.

Un documento por excelencia, que fue el más completo en resumir «todo el consejo de Dios» (Hechos 20:27) de forma sistematizada, es «La Confesión de Fe de Westminster». Otro documento de similar contenido, pero con algunas modificaciones (sobre la forma de bautismo y el gobierno de la iglesia), es «La Confesión de Fe Bautista de 1689», que es la que sustenta quien escribe este artículo. Por ello, el mundo de iglesias reformadas se divide principalmente entre presbiterianas y bautistas. Existen también otras confesiones importantes utilizadas por iglesias reformadas en el mundo, como La Declaración de Savoy, La Confesión Belga, la Helvética, etc.

3. ¿En esas confesiones de fe están los cinco puntos del calvinismo?

Ni Calvino ni las confesiones de fe se basan solo en cinco puntos doctrinales; por supuesto, son muchos más. Los cinco puntos provienen de un documento que hicieron las iglesias holandesas para refutar otros cinco puntos presentados por una corriente hereje que buscaba pervertir el evangelio, conocida como «arminianismo». Las iglesias reformadas holandesas crearon un documento conocido como «Los Cánones de Dort» para responder a los cinco puntos del arminianismo. Sin embargo, la controversia teológica precede a Jacobo Arminio en el siglo XVII, remontándose a la misma controversia entre Martín Lutero y Erasmo de Róterdam en el siglo XVI, y entre Agustín de Hipona y Pelagio en el siglo IV. La doctrina reformada siempre exalta la soberanía de Dios en la salvación de los hombres, mientras que sus opositores centran su teología en «el libre albedrío del hombre».

La teología reformada no es fatalista; no niega la doctrina de la responsabilidad humana ni disminuye su celo evangelístico, sino que lo acrecienta. Los evangélicos que critican la doctrina reformada no perciben que esas fueron las mismas bases evangélicas que nos diferencian de los «humanistas» católicos. Cuando intentan «refutar» la doctrina reformada, en vez de acudir a un documento histórico (como los Cánones de Dort) o alguna confesión de fe, crean un conjunto de «supuestos teológicos contradictorios» (muñeco de paja), para luego derribarlos con argumentos pobres y tendenciosos. Pero esto no debe preocuparnos; la gente que lee la Biblia y ama a Dios avanzará a la raíz del asunto. Dios promueve esa búsqueda; lo he visto mil veces. Su Espíritu guía a toda verdad (Juan 16:13).

Alejandro Riff